La Frontera caliente Colombo-Venezolana
La Frontera caliente Colombo-Venezolana
La capital y sede social del paramiliatarismo en el oriente colombiano es la
ciudad de Cúcuta. Las aspiraciones reelecionistas de Alvaro Uribe Vélez
traspasan efectos fronterizos. Actos como el asesinato del Fiscal Especial
DANILO ANDERSON, claman la solidaridad internacional con la revolución
bolivariana, escribe Melquisedec Torremolinos. en la foto, el presidente
Uribe saludando al alcalde de Cucuta Suárez Corzo, detenido por su relación con
grupos paramilitares y por concierto para delinquir
25.11.2004 [Melquisedec Torremolinos/ANNCOL/www.anncol.org] Era de esperarse
una respuesta bolivariana a la intromisión paramilitar de colombianos, con la
complicidad de apátridas empresarios venezolanos, en el proceso de
desestabilización al gobierno de HUGO CHAVEZ FRÍAS.
No se tome como intromisión en los asuntos internos del país venezolano, pero el
eje fronterizo de Arauca- Cúcuta- Castilletes, en la denominada "intensa
actividad fronteriza" entre los dos países, amerita, el que no ya por reflejo,
como por extensión estratégica del control geopolítico de la Amazonía y la
Orinoquía, el proyecto paramilitar concebido desde la política de Seguridad de
El Pentágono sobre la documentación del Santafe IV, hasta la puesta en práctica
del «Plan Colombia ».
Que en resumen ha implementado la creación de bases militares en Ecuador, como
la de Manta, y al no poder ni siquiera surcar los aires del territorio
venezolano, por las variantes políticas en ese país, asegura el Imperio el
"control" territorial haciendo extensiva la presencia de mercenarios
paramilitares de origen y extracción colombiana en la constate de mantener una
progresiva desestabilización para con el gobierno bolivariano venezolano.
La invasión de narco-paramilitares
Desde que se descubrió en una finca ganadera venezolana, propiedad de un gusano
cubano nacionalizado, el pie de fuerza armado de paramilitares colombianos
traídos en su mayoría del vecino Departamento colombiano de Norte de Santander,
devélase ante la opinión internacional los efectos de la aplicación de la
segunda fase de El Plan Colombia como fue el control de El Catatumbo colombiano
y por extensión del bajo Catatumbo venezolano hasta El Lago de Maracaibo, con la
protección de los yacimientos petroleros del pie de monte llanero , la región
petrolera de Arauca, circundado por el mismo gran e inmenso río que comparten
ambos países.
Es importante destacar que la red fluvial venezolana nace desde los Andes
colombianos y un hachazo a la deforestación de sus cuencas nacientes es secuela
desértica- cual crimen ecológico- a inmensas extensiones de territorio
venezolano.
Ese hilo de comunicación y de características geográficas se constituye en la
más oprobiosa de las prácticas que ahora utilizan mimetizando el traslado del
conflicto como ingrediente explosivo al escenario político venezolano y para
ello precisa destacar el malévolo uso de instrumentos tradicionales, factores de
integración regional fronteriza como el uso del comercio y la productividad y el
de la solidaridad fronterizas, hasta convertirlos en vehículos intromisorios en
el país vecino, venezolano.
Al igual que como el auge del narcotráfico , gracias a la existencia de las
redes de contrabandistas de mercancías, la extrema derecha paramilitar
colombiana está haciendo uso de ese acumulado tradicional comercial en tan
activa frontera, para inundar de efectos terroríficos el caldeado ambiente
político venezolano , por el auge y consolidación de la revolución
bolivariana.
El papel de los políticos y empresarios de frontera
La capital y sede social del paramiliatarismo en el oriente colombiano es la
ciudad de Cúcuta. El control absoluto de la caduca clase política
nortesantandereana por el paramilitarismo, así como de la en extinción clase
empresarial cucuteña, amamanta para su subsistencia la infraestructura del eje
fronterizo venezolano.
El gobierno venezolano conocedor de esa situación ha lanzado la aplicación de
dos ambiciosos programas tendientes a contrarrestar ese efecto:
Uno, una política de asistencia tributaria a fin de incentivar la productividad
manufacturera e industrial venezolanas de frontera.
Dos, El plan de reivindicación de la producción cafetalera en la región
fronteriza, sin perder de vista que fue en ese sector regional fronterizo de
Norte de Santander y el Estado Zulia donde a mediados del siglo XVII se dieron
los primeros cultivos de café.
De esa manera, leámoslo como un primer esfuerzo del gobierno bolivariano por
contrarrestar los efectos del monopolio de concentración latifundista y coquera
que la barbarie militar y narcoparamilitar ha enseñoreado en el Catatumbo
colombiano, producto del despojo y desplazamiento a sangre y motosierra al
campesinado colombiano.
De igual manera, una clase empresarial de frontera en franca decadencia por los
efectos del conflicto armado en su país, sobreviviendo por la transfusión del
dinero coquero, ha convertido la otrora semblanza de tenaces empresarios en
testaferros de los dineros mal habidos. Se vive la danza del testaferrato y los
dineros calientes en lo que se asegura que ninguno de los exponentes
empresariales de la frontera caliente, está libre de culpa.
A ello corresponde agregar el maridaje declarado de la clase política
nortesantandereana con el proyecto narcoparamilitar uribista que lo llevó a la
Presidencia; así como la inusitada actividad de caciques políticos colombianos
con tendencias políticas de la derecha venezolana, como el grupo político
BANDERA ROJA, antaño bajo la égida revolucionaria insurgente, con notaria y
eficaz participación en el proceso de desmovilización del frente guerrillero del
Ejercito Popular de Liberación ( E.P.L ) en El Catatumbo colombiano, diez años
atrás, y que como es sabido degeneraron sus integrantes en Comandos al servicio
del paramilitarismo.
Argumentos no le han faltado al Gobierno bolivariano de Venezuela para señalar
al entonces Comandante de la Quinta Brigada y luego al comandante del Ejército
colombiano el ex general-fanfarron Martín Carreño, sindicándole como cerebro de
la abortada invasión paramilitar a Venezuela y cuya cabeza ha sido dada de baja
en coincidencial fecha de visita del Presidente Hugo Chávez Frías a Colombia.
La opinión internacional asimila que las conversaciones del Gobierno de
Uribe con sus narcoparamilitares lejos están de buscar el desmonte del proyecto
paramilitar, que sus aspiraciones reelecionistas traspasan efectos fronterizos.
Actos como el asesinato del Fiscal Especial DANILO ANDERSON, claman la
solidaridad internacional con la revolución bolivariana, con la seguridad que
los tentáculos del proyecto narcoparamilitar colombiano mantiene caldo de
cultivo con los conspiradores venezolanos.
La capital y sede social del paramiliatarismo en el oriente colombiano es la
ciudad de Cúcuta. Las aspiraciones reelecionistas de Alvaro Uribe Vélez
traspasan efectos fronterizos. Actos como el asesinato del Fiscal Especial
DANILO ANDERSON, claman la solidaridad internacional con la revolución
bolivariana, escribe Melquisedec Torremolinos. en la foto, el presidente
Uribe saludando al alcalde de Cucuta Suárez Corzo, detenido por su relación con
grupos paramilitares y por concierto para delinquir
25.11.2004 [Melquisedec Torremolinos/ANNCOL/www.anncol.org] Era de esperarse
una respuesta bolivariana a la intromisión paramilitar de colombianos, con la
complicidad de apátridas empresarios venezolanos, en el proceso de
desestabilización al gobierno de HUGO CHAVEZ FRÍAS.
No se tome como intromisión en los asuntos internos del país venezolano, pero el
eje fronterizo de Arauca- Cúcuta- Castilletes, en la denominada "intensa
actividad fronteriza" entre los dos países, amerita, el que no ya por reflejo,
como por extensión estratégica del control geopolítico de la Amazonía y la
Orinoquía, el proyecto paramilitar concebido desde la política de Seguridad de
El Pentágono sobre la documentación del Santafe IV, hasta la puesta en práctica
del «Plan Colombia ».
Que en resumen ha implementado la creación de bases militares en Ecuador, como
la de Manta, y al no poder ni siquiera surcar los aires del territorio
venezolano, por las variantes políticas en ese país, asegura el Imperio el
"control" territorial haciendo extensiva la presencia de mercenarios
paramilitares de origen y extracción colombiana en la constate de mantener una
progresiva desestabilización para con el gobierno bolivariano venezolano.
La invasión de narco-paramilitares
Desde que se descubrió en una finca ganadera venezolana, propiedad de un gusano
cubano nacionalizado, el pie de fuerza armado de paramilitares colombianos
traídos en su mayoría del vecino Departamento colombiano de Norte de Santander,
devélase ante la opinión internacional los efectos de la aplicación de la
segunda fase de El Plan Colombia como fue el control de El Catatumbo colombiano
y por extensión del bajo Catatumbo venezolano hasta El Lago de Maracaibo, con la
protección de los yacimientos petroleros del pie de monte llanero , la región
petrolera de Arauca, circundado por el mismo gran e inmenso río que comparten
ambos países.
Es importante destacar que la red fluvial venezolana nace desde los Andes
colombianos y un hachazo a la deforestación de sus cuencas nacientes es secuela
desértica- cual crimen ecológico- a inmensas extensiones de territorio
venezolano.
Ese hilo de comunicación y de características geográficas se constituye en la
más oprobiosa de las prácticas que ahora utilizan mimetizando el traslado del
conflicto como ingrediente explosivo al escenario político venezolano y para
ello precisa destacar el malévolo uso de instrumentos tradicionales, factores de
integración regional fronteriza como el uso del comercio y la productividad y el
de la solidaridad fronterizas, hasta convertirlos en vehículos intromisorios en
el país vecino, venezolano.
Al igual que como el auge del narcotráfico , gracias a la existencia de las
redes de contrabandistas de mercancías, la extrema derecha paramilitar
colombiana está haciendo uso de ese acumulado tradicional comercial en tan
activa frontera, para inundar de efectos terroríficos el caldeado ambiente
político venezolano , por el auge y consolidación de la revolución
bolivariana.
El papel de los políticos y empresarios de frontera
La capital y sede social del paramiliatarismo en el oriente colombiano es la
ciudad de Cúcuta. El control absoluto de la caduca clase política
nortesantandereana por el paramilitarismo, así como de la en extinción clase
empresarial cucuteña, amamanta para su subsistencia la infraestructura del eje
fronterizo venezolano.
El gobierno venezolano conocedor de esa situación ha lanzado la aplicación de
dos ambiciosos programas tendientes a contrarrestar ese efecto:
Uno, una política de asistencia tributaria a fin de incentivar la productividad
manufacturera e industrial venezolanas de frontera.
Dos, El plan de reivindicación de la producción cafetalera en la región
fronteriza, sin perder de vista que fue en ese sector regional fronterizo de
Norte de Santander y el Estado Zulia donde a mediados del siglo XVII se dieron
los primeros cultivos de café.
De esa manera, leámoslo como un primer esfuerzo del gobierno bolivariano por
contrarrestar los efectos del monopolio de concentración latifundista y coquera
que la barbarie militar y narcoparamilitar ha enseñoreado en el Catatumbo
colombiano, producto del despojo y desplazamiento a sangre y motosierra al
campesinado colombiano.
De igual manera, una clase empresarial de frontera en franca decadencia por los
efectos del conflicto armado en su país, sobreviviendo por la transfusión del
dinero coquero, ha convertido la otrora semblanza de tenaces empresarios en
testaferros de los dineros mal habidos. Se vive la danza del testaferrato y los
dineros calientes en lo que se asegura que ninguno de los exponentes
empresariales de la frontera caliente, está libre de culpa.
A ello corresponde agregar el maridaje declarado de la clase política
nortesantandereana con el proyecto narcoparamilitar uribista que lo llevó a la
Presidencia; así como la inusitada actividad de caciques políticos colombianos
con tendencias políticas de la derecha venezolana, como el grupo político
BANDERA ROJA, antaño bajo la égida revolucionaria insurgente, con notaria y
eficaz participación en el proceso de desmovilización del frente guerrillero del
Ejercito Popular de Liberación ( E.P.L ) en El Catatumbo colombiano, diez años
atrás, y que como es sabido degeneraron sus integrantes en Comandos al servicio
del paramilitarismo.
Argumentos no le han faltado al Gobierno bolivariano de Venezuela para señalar
al entonces Comandante de la Quinta Brigada y luego al comandante del Ejército
colombiano el ex general-fanfarron Martín Carreño, sindicándole como cerebro de
la abortada invasión paramilitar a Venezuela y cuya cabeza ha sido dada de baja
en coincidencial fecha de visita del Presidente Hugo Chávez Frías a Colombia.
La opinión internacional asimila que las conversaciones del Gobierno de
Uribe con sus narcoparamilitares lejos están de buscar el desmonte del proyecto
paramilitar, que sus aspiraciones reelecionistas traspasan efectos fronterizos.
Actos como el asesinato del Fiscal Especial DANILO ANDERSON, claman la
solidaridad internacional con la revolución bolivariana, con la seguridad que
los tentáculos del proyecto narcoparamilitar colombiano mantiene caldo de
cultivo con los conspiradores venezolanos.
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