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Crónica sobre un bufón de corte

Crónica sobre un bufón de corte

El Vicepresidente Santos en Naciones Unidas, con mucha pena y poca gloria.
Estaba muy nervioso y muchas veces tuvo que repetir las frases mal leídas, los
asistentes estaban seguros que el susto que tuvo en Dinamarca, le hizo perder su
cancha de periodista curtido. Pacho Santos fue fiel a su fama de hablar primero
y pensar después. De todas las “perlas” que dijo la que más llamó l’atención de
los presentes fue su parte de victoria en las cifras de desplazamiento, que
según él disminuyó en un 37% con respecto al año anterior, escribe García
Sanclemente, corresponsal de ANNCOL en Naciones Unidas.

21.03.2005 [Cesar García Sanclemente/ANNCOL/www.anncol.org] El jueves 16 de
marzo del 2005 a las 12:45 del medio día tomó la palabra, en la comisión de
derechos humanos de la ONU, el vicepresidente Francisco Santos, estaba muy
nervioso y muchas veces tuvo que repetir las frases mal leídas, los asistentes
estaban seguros que el susto que tuvo en Dinamarca, le hizo perder su cancha de
periodista curtido. Unos días antes, en Dinamarca la diputada Line Barfod
calificó al gobierno colombiano de terrorista, por su política violatoria de los
DDHH y la muerte en Arauca del dirigente sindical Pedro Mosquera.

Santos olvidó el protocolo al omitir el saludo de felicitación al recién elegido
presidente de la comisión, y sin más, sin introducción de su tema, abrió su
participación con un “he venido no ha leer un discurso político, si no a mostrar
los hechos y resultados de la política de éste gobierno”, utilizando el mismo
tonito, de bufón de corte, que utiliza siempre para regañar en la política
domestica. Los asistentes quedaron atónitos, cuando Santos se perdió en medio de
cifras y porcentajes para sustentar los éxitos de la política gubernamental de
“seguridad democrática”.

Pacho Santos fue fiel a su fama de hablar primero y pensar después. De todas las
“perlas” que dijo la que más llamó l’atención de los presentes fue su parte de
victoria en las cifras de desplazamiento, que según él disminuyeron en un 37%
con respecto al año anterior, esta cifra ha sido refutada claramente por los
datos de la ONG, CODHES, quien respaldada por estudios de la defensoría y de la
procuraduría, sostienen que no hubo tal reducción si no que por el contrario, el
Estado continua desatendiéndose del tema, incumpliendo según la Procuraduría en
un 70% la atención de emergencia y en un 90% según la Defensoría. El último
informe de la consultoría para los Derechos Humanos y el Desplazamiento
(CODHES), en el 2004, “el desplazamiento continuó creciendo en zonas donde se
desarrolla el ‘Plan Patriota’, donde hay alta influencia de los paramilitares”
(Ver. www.codhes.org )

Según CODHES, durante el primer semestre del 2004, el desplazamiento aumentó en
un 8.75 por ciento con respecto al mismo periodo del 2003. El vicepresidente
Santos con su presentación ante Naciones Unidas solo pretendió darle continuidad
a la campaña de lobby que tiene como objetivo lograr el financiamiento de la
Unión Europea al proceso de desmovilización paramilitar. Pero a los esfuerzos
del gobierno se suman otras voces discordantes como el Consejo Noruego de
desplazados, que sitúa a Colombia en el segundo lugar de desplazamiento en el
mundo después de Sudan o sea que ya superamos a la Republica Democrática del
Congo. Y el último reporte del Alto comisionado de DDHH-ONU quien desmiente
categóricamente la versión del gobierno expresada por Pachito Santos. (Ver.
http://www.hchr.org.co/documentoseinformes/ )

Uno de los puntos más subrayados por Santos en su pobre discurso, fue el aumento
de la presencia de la fuerza pública, según él, en todo el territorio nacional.
Si nos atenemos a esta versión, Santos dejó explicito a la comunidad
internacional dos cosas: una, la complicidad de la fuerza publica con los
paramilitares, pues las masacres que éstos últimos comenten han seguido
presentándose, dos, que la política de “seguridad democrática” del gobierno
recae en la solución militar del conflicto, pues más policías y soldados no
resuelven el problema, por el contrario aumenta, merced de sus acciones, el
desplazamiento forzado hacia las grandes ciudades.

Esta claro que el Estado invierte muchos recursos en la guerra mientras los
desplazados son condenados a la indigencia o a la delincuencia.

Otra de las mentiras del Vicepresidente Santos, se centró en la búsqueda que
hace el gobierno de un proyecto de ley para garantizar la impunidad tras la
“desmovilización” de los paramilitares, calificado por Santos como “atractivo a
la desmovilización de los actores armados”, con este giro lingüístico (el de la
universalidad para tratar igual a la insurgencia y a los paramilitares) el
gobierno le esconde a la comunidad internacional que el proyecto jurídico en
cuestión solo pretende legalizar los paramilitares y sus capitales ligados al
narcotráfico, elevando al paramilitarismo a delito político, cuando en realidad
ha sido política de Estado.

El discurso del Vicepresidente pasó pues sin pena ni gloria, tal seria que ni
siquiera en el periódico de su familia, El Tiempo, mereció una nota.

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