Una trascendental victoria electoral del presidente venezolano, Hugo Chávez
ALAI-AMLATINA 18/08/2004,Caracas.-
Una trascendental victoria electoral del presidente venezolano, Hugo Chávez -la octava en poco más de cinco años-coronó una jornada inédita en la historia política de Venezuela y en la participación popular.
No cabe duda de que el modelo chavista de una revolución sin revolución, de cambios estructurales en democracia y paz, si bien es eminentemente
venezolano, sirve de termómetro para los países latinoamericanos, para saber que ya no hay nadie que nos impida a seguir soñando con un futuro de protagonismo popular, de justicia y equidad, de integración regional horizontal, sin tutelaje. Por eso el mandatario insistió que la victoria en el referendo trasciende las fronteras venezolanas, pues también es una victoria de América Latina.
El bolivariano es un mal ejemplo, es un modelo contrahegemónico. Es que por primera vez América Latina accede a un proyecto estratégico ofensivo, que evoluciona hacia la democracia participativa y protagónica
poscapitalista, dejando atrás los modelos defensivos como aquellos ajustados por las camisas de fuerza de No al ALCA o No a la dolarización.
Por eso no puede extrañar la chanza de Chávez tras su nuevo triunfo
-"seguimos invictos", dijo-: "me informaron que la pelota (de ese enorme batazo) cayó en medio de la Casa Blanca, cayó en el medio del jardín... Un regalo pa' Bush" (George Bush, mandatario estadounidense) -subrayó- y luego, muy seriamente, admitió su expectativa que el Gobierno de EE.UU. cese la injerencia, es decir respete la soberanía interna, sin intromisión en ninguno de los asuntos de exclusiva competencia de los venezolanos.
Ante la prensa extranjera señaló que "no tenemos ningún plan para tomar
Washington por asalto, de atacar a los Estados Unidos. pero estamos dispuestos aquí para ser libres, defendemos la soberanía y Venezuela no es ni volverá a ser una colonia como lo , aquí mandamos los venezolanos. Queremos llevar al menos una relación como la que llevábamos con el presidente Clinton, con él se podía debatir, discutir".
¿Es evitable un enfrentamiento con Estados Unidos y su doctrina Monroe? Todo parece indicar que no. Y, entonces, todo dependerá de la fuerza de los
protagonistas.
Venezuela en solitario, lógicamente no podrá enfrentarse, pero quizá sí una América latinocaribeña integrada. Y es hora que nuestros queridos
intelectuales dejen de hablar de otra cosa, de tirar la pelota afuera: se trata de integracion
y en ella la integración militar soberana es una de las tareas
imprescindibles.
Los votos se pueden contar, pero la pasión, la responsabilidad, no puede ser cuantificada. Y Chávez,
desencantado de la dirigencia media, apostó a esa pasión popular para hacer esta campaña por el referendo, desatando la fuerza de brigadistas, de
patrullas electorales, que hoy son una fuerza social organizada, un modelo organizativo que no es un partido, no es frente nacional, sino un pueblo movilizado, una masa organizada, "una fuerza moral" que ocupa cada lugar de la geografía del país.
Este triunfo electoral, el octavo consecutivo, genera una situación nueva en el mapa político nacional pues representa el más duro revés que hayan recibido sus adversarios y el apoyo popular más contundente otorgado por el pueblo al proceso bolivariano.
Ese pueblo que se comió a veces hasta diez horas de cola para poder ejercer su derecho a la participación asumió que su futuro estaba en esta votación, porque se trataba de algo que va más allá del rechazo o el apoyo a un presidente.
La alternativa era entre dos modelos de país, dos modelos de mundo, entre soñar con el futuro, para consolidar un proyecto político, económico y social, o para impedirlo.
Seis de cada diez venezolanos votaron por el modelo de país bolivariano que busca superar la exclusión política,
económica y social de las grandes mayorías, con una política social
articulada en torno a las denominadas 'misiones', que ha logrado mejorar sustancialmente los indicadores de salud y educación del país.
No puede haber protagonismo si no hay conciencia política y ese es uno de los grandes avances que muestra hoy Venezuela. Hoy los venezolanos quieren ser constructores de su propio destino. El del 15 de agosto fue un triunfo de la Constitución Bolivariana de 1999, a través de un inédito referendo que ratifica el modelo democrático participativo y protagónico, que garantiza una patria para todos, sin exclusiones ni discriminación de ninguna índole.
¿Se terminó la desestabilización? Para casi todo el mundo, la cosa quedó
clara:
se trata de eso que muchos no entendían, de la democracia participativa. De cómo los venezolanos entendieron que eran sujetos de la política -y no solo objetos, como habían sido condenados por las élites- , con capacidad -y necesidad- de ser artífices de su propio destino.
Y fue así, la dinámica de los acontecimientos fue mayor que la de los
actores.
Se llegó a la barrera del no retorno. Este proyecto de "estado social de
derecho y justicia", relegitimado, reafirmado, tiene ahora que continuar
profundizando el proyecto estratégico para dejar definitivamente atrás a los 40 años de democracia declamativa, representativa, formal. "La IV República ha muerto y su muerte fue lenta, difícil, que descanse en paz.
Con el acto del referendo nace definitivamente la V República", afirmó Cháv
ez.
Si se terminó la transición...
¿ahora qué? Sabe que se debe terminar con la transformación integral de las instituciones del Estado, entre ellas la Justicia, que ampara muchísimos hechos de corrupción y garantiza la impunidad de los poderosos. Como cuando dictaminó que el 11 de abril de 2002 no existió un golpe de Estado sino apenas un vacío de poder.
El falso dilema -de revocación o guerra civil- fue evitado, y ya nadie tiene dudas: El pueblo venezolano, por goleada, por paliza, apostó al futuro, negándose volver al pasado, ante la mirada perdida de Jimmy Carter y de César Gaviria que demoraron unas diez horas en ratificar las cifras oficiales, y la sonrisa de una cantidad de observadores internacionales, europeos, norteamericanos, latinoamericanos.
Una trascendental victoria electoral del presidente venezolano, Hugo Chávez -la octava en poco más de cinco años-coronó una jornada inédita en la historia política de Venezuela y en la participación popular.
No cabe duda de que el modelo chavista de una revolución sin revolución, de cambios estructurales en democracia y paz, si bien es eminentemente
venezolano, sirve de termómetro para los países latinoamericanos, para saber que ya no hay nadie que nos impida a seguir soñando con un futuro de protagonismo popular, de justicia y equidad, de integración regional horizontal, sin tutelaje. Por eso el mandatario insistió que la victoria en el referendo trasciende las fronteras venezolanas, pues también es una victoria de América Latina.
El bolivariano es un mal ejemplo, es un modelo contrahegemónico. Es que por primera vez América Latina accede a un proyecto estratégico ofensivo, que evoluciona hacia la democracia participativa y protagónica
poscapitalista, dejando atrás los modelos defensivos como aquellos ajustados por las camisas de fuerza de No al ALCA o No a la dolarización.
Por eso no puede extrañar la chanza de Chávez tras su nuevo triunfo
-"seguimos invictos", dijo-: "me informaron que la pelota (de ese enorme batazo) cayó en medio de la Casa Blanca, cayó en el medio del jardín... Un regalo pa' Bush" (George Bush, mandatario estadounidense) -subrayó- y luego, muy seriamente, admitió su expectativa que el Gobierno de EE.UU. cese la injerencia, es decir respete la soberanía interna, sin intromisión en ninguno de los asuntos de exclusiva competencia de los venezolanos.
Ante la prensa extranjera señaló que "no tenemos ningún plan para tomar
Washington por asalto, de atacar a los Estados Unidos. pero estamos dispuestos aquí para ser libres, defendemos la soberanía y Venezuela no es ni volverá a ser una colonia como lo , aquí mandamos los venezolanos. Queremos llevar al menos una relación como la que llevábamos con el presidente Clinton, con él se podía debatir, discutir".
¿Es evitable un enfrentamiento con Estados Unidos y su doctrina Monroe? Todo parece indicar que no. Y, entonces, todo dependerá de la fuerza de los
protagonistas.
Venezuela en solitario, lógicamente no podrá enfrentarse, pero quizá sí una América latinocaribeña integrada. Y es hora que nuestros queridos
intelectuales dejen de hablar de otra cosa, de tirar la pelota afuera: se trata de integracion
y en ella la integración militar soberana es una de las tareas
imprescindibles.
Los votos se pueden contar, pero la pasión, la responsabilidad, no puede ser cuantificada. Y Chávez,
desencantado de la dirigencia media, apostó a esa pasión popular para hacer esta campaña por el referendo, desatando la fuerza de brigadistas, de
patrullas electorales, que hoy son una fuerza social organizada, un modelo organizativo que no es un partido, no es frente nacional, sino un pueblo movilizado, una masa organizada, "una fuerza moral" que ocupa cada lugar de la geografía del país.
Este triunfo electoral, el octavo consecutivo, genera una situación nueva en el mapa político nacional pues representa el más duro revés que hayan recibido sus adversarios y el apoyo popular más contundente otorgado por el pueblo al proceso bolivariano.
Ese pueblo que se comió a veces hasta diez horas de cola para poder ejercer su derecho a la participación asumió que su futuro estaba en esta votación, porque se trataba de algo que va más allá del rechazo o el apoyo a un presidente.
La alternativa era entre dos modelos de país, dos modelos de mundo, entre soñar con el futuro, para consolidar un proyecto político, económico y social, o para impedirlo.
Seis de cada diez venezolanos votaron por el modelo de país bolivariano que busca superar la exclusión política,
económica y social de las grandes mayorías, con una política social
articulada en torno a las denominadas 'misiones', que ha logrado mejorar sustancialmente los indicadores de salud y educación del país.
No puede haber protagonismo si no hay conciencia política y ese es uno de los grandes avances que muestra hoy Venezuela. Hoy los venezolanos quieren ser constructores de su propio destino. El del 15 de agosto fue un triunfo de la Constitución Bolivariana de 1999, a través de un inédito referendo que ratifica el modelo democrático participativo y protagónico, que garantiza una patria para todos, sin exclusiones ni discriminación de ninguna índole.
¿Se terminó la desestabilización? Para casi todo el mundo, la cosa quedó
clara:
se trata de eso que muchos no entendían, de la democracia participativa. De cómo los venezolanos entendieron que eran sujetos de la política -y no solo objetos, como habían sido condenados por las élites- , con capacidad -y necesidad- de ser artífices de su propio destino.
Y fue así, la dinámica de los acontecimientos fue mayor que la de los
actores.
Se llegó a la barrera del no retorno. Este proyecto de "estado social de
derecho y justicia", relegitimado, reafirmado, tiene ahora que continuar
profundizando el proyecto estratégico para dejar definitivamente atrás a los 40 años de democracia declamativa, representativa, formal. "La IV República ha muerto y su muerte fue lenta, difícil, que descanse en paz.
Con el acto del referendo nace definitivamente la V República", afirmó Cháv
ez.
Si se terminó la transición...
¿ahora qué? Sabe que se debe terminar con la transformación integral de las instituciones del Estado, entre ellas la Justicia, que ampara muchísimos hechos de corrupción y garantiza la impunidad de los poderosos. Como cuando dictaminó que el 11 de abril de 2002 no existió un golpe de Estado sino apenas un vacío de poder.
El falso dilema -de revocación o guerra civil- fue evitado, y ya nadie tiene dudas: El pueblo venezolano, por goleada, por paliza, apostó al futuro, negándose volver al pasado, ante la mirada perdida de Jimmy Carter y de César Gaviria que demoraron unas diez horas en ratificar las cifras oficiales, y la sonrisa de una cantidad de observadores internacionales, europeos, norteamericanos, latinoamericanos.
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