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Ante el referéndum de Venezuela

Argos Is-Internacional
Ante el referéndum de Venezuela

Por: Antonio Doctor - Rebelión – Julio 30 del 2004

Tras un seguimiento de todo lo que se viene publicando en Aporrea sobre el refer
éndum,
he recopilado varios textos que reflejan distintos aspectos y puntos de vista
tanto sobre los probables caminos que tiene la oposición para intentar sacar
partido del referéndum; bien sea por su victoria en las urnas (mediante
fraude),
o bien, creando una situación confusa que permita lanzar todas sus baterías medi
áticas
contra Chávez y propiciar una anulación de los resultados o una intervención
a través de la OEA. Creo necesario recopilar en un único texto sugeridos por
estas aportaciones y con ello reflejar con la mayor exactitud posible la problem
ática
que cada uno de los contendientes tiene por delante, a la manera de los
entrenadores
de los estados mayores de dos ejércitos a punto de enfrentarse respectivamente
que examinan los puntos fuertes y débiles del equipo contrario para preparar
su estrategia. Puede ser que peque por repetición o que las conclusiones
finales
no aporten muchas novedades, pero quiero contribuir con mi granito de arena
aunque
sólo sea a arañar un par de votos más contra el revocatorio.
Empiezo por situar el marco general en el que me voy a mover, colocando de
inicio
dos afirmaciones, a modo de teoremas. En primer lugar, no habiendo una figura
que aglutine atrás de sí a la oposición, para colocarla como alternativa a Cháv
ez,
lo que le permitiría influir sobre los indecisos con mayor efectividad, hoy por
hoy se puede plantear la lucha en los términos en que la ha puesto Chávez. “O
Bush o yo”.
Es decir, frente a Chávez lo que existe es una pléyade de políticos ya
suficientemente
conocidos por el pueblo venezolano, enfrentados entre sí y con un historial pol
ítico
y unos intereses económicos que permiten saber casi con certeza lo que harían
si toman el poder.
Pero - y ya volveré sobre esto – la carencia de un líder carismático la suplen
con la relativa autoridad de que se revisten a causa del poder económico que
detentan que, si lógicamente no infunde cariño y adhesión, como el carisma, si
infunde respeto y miedo a ciertos sectores de ciudadanos que encuentran mucha
dificultad para desprenderse de la secular obediencia a las jerarquías
sociales.
Sentado esto, no voy a perder el tiempo especulando sobre las figuras que se
estarían preparando para asaltar el poder, ni sobre sus particulares maniobras
o intrigas.
El enemigo principal es Bush (en cuanto encarnación de todo lo que se prepara
y dirige desde Washington) y la mayor atención hay que prestarla a las
maniobras
que prepara la CIA, tanto para intentar crear un clima de terror, de
inseguridad
e inestabilidad ligados a la continuidad de Chávez, (maniobras militares,
declaraciones
amenazadoras, etc.) como para intentar alterar los resultados del referéndum.
En segundo lugar, hay que evitar que se distraiga al pueblo de lo esencial, que
tiene que ser, votar NO masivamente, y este “masivamente” significa que hay que
echar toda la carne en el asador para rebañar votos por todas partes, sin
dejarse
influenciar por encuestas que dan la victoria ni triunfalismos demagógicos. No
basta con ganar, hay que hacerlo por goleada. Centrarse en aumentar el número
de votantes entre la población pobre y en alentar a los ciudadanos a votar
tiene
que tener una prioridad absoluta. Cuanto mayor sea el número de votos
ratificando
a Chávez, menor será el margen de maniobra que tendrá Bush y sus serviles
medios
venezolanos y mundiales para maniobrar en contra del resultado.
La guerra de las encuestas no es nuestra guerra. Tanto las que nos beneficien
como las que nos perjudiquen. Las que nos benefician pueden llevar a algunos
a bajar la guardia, confiarse y no acudir a votar, las que nos perjudican
pueden
meter el miedo en el cuerpo, otro medio para bajar la guardia.
A tenor de todo esto me voy a permitir hacer algunas consideraciones críticas
que me han sugerido estos textos que han ido apareciendo en Aporrea.
Las organizaciones marxistas: Las organizaciones que se sitúan a la izquierda
(básicamente las organizaciones de orientación marxista), aun apoyando a Chávez
y el proceso que no quieren asumir que sea revolucionario, acusan al gobierno
de haber permitido una y otra vez que la oposición tome aliento tras cada
fracaso,
no tomando medidas más duras contra ella, que podría haber hecho dentro de la
legalidad constitucional. En sus proclamas finales, parece que impulsan a las
organizaciones populares y sindicatos a forzar al gobierno a ir mas lejos en
el proceso, incluso expropiando a los empresarios que prácticamente están
descargando
su ira sobre las espaldas de los trabajadores. Esto parece poner el carro
delante
de los caballos por las siguientes razones:
Está mas que constatado que ni Chávez ni una buena parte de los que le apoyan
tienen en mente una revolución socialista con la expropiación de los medios de
producción y la puesta en marcha de una economía centralizada. La mayor parte
de la población hasta ahora marginada no cuestiona el capitalismo ahora. Quiere
mejores oportunidades para vivir, formar una familia (hay que tener en cuenta
la media de edad de la mayoría de la población), tener un trabajo, una vivienda
digna, una cobertura sanitaria y la posibilidad de llevar a sus hijos a la
escuela.
Cito como ejemplo: Sería interesante hacer una encuesta para descubrir cuantos
son los buhoneros afectos a Chávez que aspiran a dejar de serlo. Claro está que
los trabajadores que sienten la explotación diaria dentro del centro de trabajo
piensan de otra manera, pero la caída de la burocracia sindical (la CTV) aún
no está del todo consolidada y el proceso de maturación de la conciencia obrera
requiere su tiempo, mientras que el referéndum (al que hay que ver como una
cuestión
de vida o muerte) está a menos de dos meses.
Es obvio que la continuidad de Chávez garantiza todas estas libertades democrát
icas
que tan necesarias le son a ese proceso de maturación, sobre todo para irse
desprendiendo
de los nuevos y viejos demagogos obreros que tanto daño han hecho y están
haciendo
al movimiento obrero en todas las partes del mundo que, además (y esto hay que
tenerlo bien en cuenta), han surgido y se han impuesto como líderes en el caldo
de cultivo de la democracia burguesa, no participativa.
Ahí tenemos como ejemplo la central mexicana, la argentina, la brasileña, o los
grandes aparatos que controlan el movimiento sindical en todos los países de
Europa, firmantes de todos los acuerdos que los empresarios y políticos les
ponen
por delante, que no persiguen otro objetivo que el de abaratar la mano de obra
y aumentar la precariedad laboral, como medio para mantener alta la tasa de
ganancia.
En suma: a mi modo de ver, la lucha por el socialismo pasa ahora en Venezuela
por volcarse a defender la continuidad de Chávez al frente del gobierno, no
porque
Chávez pueda acabar inclinándose por él, sino porque garantiza las libertades
de asociación, reunión y difusión de ideas que ahora se tienen. Y como esa
democracia
tiene un apoyo popular mucho mayor que la idea del socialismo, hay que colocar
su defensa en primerísimo plano cuando se encuentra amenazada en un plazo de
pocas semanas.
La especulación sobre las encuestas: Ni las encuestas nos pueden distraer ni
la especulación sobre la desorganización y debilidad de la oposición, carente
de un líder y un programa atractivo para el pueblo. Más arriba ya apunté los
peligros que presenta la extensión de esa especulación. Porque no solo engañan
las empresas contratadas para hacer las encuestas, pagadas por quienes quieren
que salga lo que les interesa, sino que también engañan los ciudadanos a los
encuestadores, como se ha comprobado mil veces en las elecciones que
regularmente
se celebran en los países llamados democráticos, donde las encuestas no son
otra
cosa que un juego para distraer a los ciudadanos de lo esencial: que los
candidatos
no pasan de ser los mismos perros con collares diferentes. Aquí se ventila
mucho
más. La trascendencia que tiene este referéndum no admite maniobras de distracci
ón.
¿Un “chavismo sin Chávez”? En otros textos se apunta el dilema que se le
presenta
a Bush: El cerco mediático, por intenso y persistente que sea no puede impedir
lo que se mete por los ojos en la calle: Los logros de la revolución en materia
de sanidad, educación, etc. Se apunta a un cambio de estrategia que ese si que
puede ser peligroso: Lanzar la idea de un “chavismo sin Chávez”. Veamos más de
cerca lo que podría ser su “fundamento” y los puntales en los que se apoyaría:
El ideal sería una figura no ligadas a los políticos corruptos de todos
conocidos,
una figura nueva que se presenta con este discurso: Hay que normalizar la vida
ciudadana, no podemos estar en la calle todos los días ni mantener una
permanente
confrontación entre pobres y ricos. Admitidos los avances sociales durante este
gobierno, se trata de seguir adelante con otro talante más conciliador, sobre
todo de cara a los EEUU, que, entre otras cosas es el primer consumidor de
nuestro
petróleo.
Nada hay que objetarle a la Constitución bolivariana, que reconocemos como una
de las más progresistas del mundo. Vamos a seguir el proceso pero sin tanto
mitin,
sin tanta palabrería seudorevolucionaria, a través de los órganos del Estado,
que para eso están. No se duda de las buenas intenciones de Chávez, pero le
pierde
su fogosidad, su falta de diplomacia, que sólo le granjea enemigos, allí donde
no necesitamos tenerlos. Se consigue más con un talante dialogante y
conciliador
que con ataques virulentos a gobiernos con los que tenemos que tener
relaciones,
queramos o no. A este discurso se apuntaría con toda seguridad la jerarquía
eclesiástica
encabezado por Baltasar Porras. Ya conocemos todos su discurso. “La humildad
cristiana, el pecado de la soberbia…”
La cuestión de encontrar esta figura no presenta mucha dificultad. Llegada una
situación límite, la burguesía siempre ha encontrado su hombre. Abundan los
ejemplos
que nos proporciona la historia. De la nada salió Suárez para salvar la monarqu
ía
y estabilizar la situación política cuando nadie sabía como salir del atasco
en la España de 1976. Y, caído Suárez, la Casa Blanca y la socialdemocracia
alemana,
al alimón, ya tenían preparada la figura de Felipe González para rematar la
faena
empezada por Suárez.
Los mismos que también encontraron a un Mario Soares para Portugal y una
Violeta
Chamorro para Nicaragua, donde uno de sus triunfos residía en ser del sexo
femenino.
Y no faltó un Kirchner para una Argentina convulsionada, que con infinita
paciencia
logra mantener al país dentro de la órbita de Bush, esperando que la evolución
de la economía le permita dar un golpe de mano contra todas aquellas fuerzas
que se despertaron y mantienen aún la bandera de lucha. De igual manera, en
Brasil
consiguieron domesticar a todo un líder sindical de verbo caliente para ponerlo
al frente con la seguridad de que no corrían riesgo alguno. Forman legión las
figuras que podríamos citar en esta relación.
¿Qué es lo que les permite vencer en estas jugadas? Sencillamente, las
debilidades
humanas. Principalmente, como ya dije más arriba, la fuerza que tiene la
concepción
jerárquica de la sociedad, presente en la mente de la mayoría de la población
en cualquier país del mundo. El estudiante a estudiar, el obrero a trabajar,
el político a gobernar, etc. conforman para millones de seres humanos una
sociedad
normal. Esto por un lado, por el otro, la cuestión de los modales, de las “b
uenas
maneras”. Esto tiene una importancia mucho mayor de la que se le da
generalmente
y es un arma muy poderosa en manos de aquellos a quienes los pobres consideran
como superiores por estar en un estatus social elevado, a los que tienden a
considerar
también superiores en cultura y educación.
Grande es en Venezuela el crecimiento de las organizaciones populares y la
participación
del pueblo en actividades que nunca creyó que participaría. Pero este proceso
de empezar a cuestionar las jerarquías sociales y pasar a juzgar a las personas
por sus valores morales e inteligencia natural es lentísimo (es tan fuerte esa
concepción jerárquica, que yo conozco muchos luchadores anarquistas y
comunistas
con muchas horas de formación en su haber, que no han conseguido romperla) y
el “chavismo sin Chávez” puede encontrar más audiencia de lo que se piensa.
Un barómetro de esta situación lo encontramos en la cantidad de lectores de
cada
articulo de Aporrea según sea el tipo de información o análisis de que trata.
Un estudio de este dato nos deja ver algo más sobre las preferencias de los
lectores,
de los que hay que suponer, tratándose de Aporrea, que la mayoría de ellos
participan
en el proceso. Encontraremos menos lectores en los artículos de análisis (de
los que si son largos, tampoco sabemos si han llegado al final) y más lectores,
con gran diferencia, cuando avanzamos hacia lo más llamativo, como pueden ser
las criticas irónicas o sarcásticas que sacan a relucir las miserias de figuras
conocidas de la oposición, (periodistas, políticos, empresarios...) por su
proyección
social o su aparición frecuente en la televisión.
Frente a esto, hay que hacer un trabajo educativo, haciendo ver que no es Cháv
ez
el que estorba, sino precisamente lo que él ha desatado. Que de lo que se trata
esencialmente para Bush (en cuanto símbolo de la clase dominante, que es como
lo estoy colocando en este trabajo) es de interrumpir ese proceso de participaci
ón
del pueblo en lo que nunca participó. Que Chávez, con su mismo carácter y modos
de tratar estuviese de su lado, no habría ningún problema en aceptarlo y
aplaudirlo,
como hace con el payaso de Berlusconi. Que por lo tanto, un “chavismo sin Cháv
ez”
es una entelequia, un imposible, que las misiones continuarían, pero integrán
dose
en la burocracia estatal, sin participación del pueblo, lo que conduciría a su
desnaturalización, integrándolos en planes normales de estudios y de asistencia
social deshumanizada, como la que tenemos en todos los países “desarrollados”,
acabando por apropiarse la burguesía del fruto de las misiones en forma de
mayores
beneficios por la mejor cualificación de los explotados.
El hecho de que a la larga, el proceso revolucionario llegue a poder continuar
su andadura sin necesidad de un líder carismático es otra cuestión que en nada
interfiere con la actual necesidad de defender la continuidad de Chávez en el
poder. En este momento, quitarle Chávez al pueblo es lo mismo que quitarle a
unos polluelos que están en un nido a sus padres, cuando, aunque creciditos,
aún no han dado el paso de lanzarse a volar. Hay que tener esto bien presente
y mantener la guardia alta contra cualquier maniobra de este tipo que saque de
entre las piedras alguna figura, conocida o no, que aparezca con algún discurso
parecido al que he expuesto más atrás.
Puede aparecer hasta como un radical que va a ir más lejos y más deprisa que
Chávez. Cuando murió Franco, había varias corrientes dentro de Partido
socialista,
y hubo una intensa lucha en el Congreso de Suresnes. Pero tanto la CIA como el
partido socialdemócrata alemán sabían lo que necesitaba en aquel momento el
pueblo
español y dejaron con un palmo de narices al ala mas moderada (que también era
la más culta, diplomática, pulida y educada) poniendo al frente del partido a
un jovenzuelo radical, con nula experiencia política, que prometía llevar España

al socialismo. Lo pusieron porque iba a decirle al pueblo lo que el pueblo quer
ía
oír. Lo pusieron demostrando con ello un conocimiento de la sicología de las
masas que para sí quisieran algunos productores de marketing.
La cuestión de los modelos. Hay algunos analistas que intentan comparar otras
intervenciones de los EEUU en Latinoamérica para descubrir cual sería la
estrategia
a seguir en este caso de Venezuela. También lo considero una cuestión
secundaria,
que no puede apartarnos de lo esencial, que es, como ya he dicho varias veces,
ganar por goleada el referéndum. En principio un Chile parece imposible. Muchos
creen que, encarrilado el proceso por los cauces democráticos, la batalla se
va a dar en el terreno del enemigo, recordando Nicaragua y las manipulaciones
que llevaron a Bush a la presidencia.
El caso de Nicaragua no es comparable. Para ganar Violeta, tuvo que destruir
a través de los “contras” la infraestructura del país e incluso minarle los
puertos.
De un lado, la revolución nicaragüense no podía acelerar el proceso por su
carencia
de medios económicos, algo que no siempre tiene en cuenta el pueblo que quiere
salir de la miseria cuanto antes, del otro el tamaño del país le permitió
hacerle
mucho daño con un puñado de mercenarios, además de obligar al gobierno a
desviar
recursos para armamento y a mantener en pie de guerra a la juventud que forma
la fuerza productiva del país. De Nicaragua pueden extraer la jugada de poner,
como dije antes, precisamente una mujer para enfrentar a Ortega. Y poco más.
Para finalizar: Es un nuevo atolladero para Bush, pero sea cual sea la
estrategia
que adopte, lo tendrá tanto más difícil cuantas más papeletas con el NO al
revocatorio
aparezcan en las urnas. Y a los impacientes, paciencia: Una vez que se ha
elegido
el camino.

Marcos Jesus Concepcion Albala
Director General de Argos Is-Internacional
MIEMBRO DE LA 'FELAP'
"Nuestra ignorancia ha sido planificada por una gran sabiduría"

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