De Cortesana de la Oligarquía…A Cortesana del Imperio
De Cortesana de la Oligarquía…A Cortesana del Imperio
De qué justicia hablan los sin dignidad. Bush llama transformador del sistema
judicial colombiano a Uribito; por la aplicación sin discreción de la
extradición de colombianos. El equivoco simplista que son lo mismo
narcotraficantes y guerrilleros, se complementa en un fallo de incidencia
política y que en el proceso de guerra revolucionaria en Colombia – hasta
donde han querido llevarlo los guerreristas – despoja de dignidad al
máximo ente judicial como es la Corte Suprema de Justicia de Colombia.
05.12.2004 [Melquisedec Torremolinos/ANNCOL/www.anncol.org] La visita de Bush
a Uribito, perdón, conforme al último comunicado de las FARC «señor Uribe»,
quedó grabada en la memoria de los(las) colombianos como por las fotografías y
tomas de televisión que presentan al gringo grandote y pisa fuerte, frente al
cabizbajo, decaído y alámbrico Uribito. Los consejeros y redactores de discursos
del disléxico Bush imperial transcribieron textualmente lo que los Medios de
Alienación Masiva ( M A M ) trasmiten a diario en Colombia.
DEL DISCURSO DE BUSH: Disminución de los secuestros; crecido decomiso de
cocaína; que desde julio de 2003 decenas de lideres de la organización de las
FARC, han sido encarcelados o muertos; la llamada no solo de terroristas sino de
narcos a las FARC y que Uribito transformó el sistema judicial colombiano,
haciéndolo más efectivo y transparente para la protección de los Derechos
Humanos y el “Estado de Derecho”.
DEL DISCURSO DE URIBITO: Cita a Bolívar fuera de contexto en la Convención
de Ocaña de 1829. También a Abraham Lincoln, para congraciarse. Afirma que ha
crecido la confianza de los inversionistas en Colombia, para posteriormente
rogar que vuelvan los turistas gringos a la segura ciudad amurallada, con quince
mil efectivos que encerraron a cuanto desplazado, vendedor informal, cupiera en
una ciudad sitiada y que para colmo de bienes cómo el jefe del DAS, el Señor
Noguera (policía política colombiana), fue desplazado de responsabilidad (en un
“quítate tú, pa`ponerme yo”), anuncia que “ fuentes de alta
fidelidad” (¿la CIA?) dijeron a su oído que iban a atentar contra Bush,
pero con la infantilada que pese a todo , no los capturaron, palabras más,
palabras menos (demostrando, si hubiera sido cierto lo del atentado, lo
incompetentes que son).
La total coincidencia de ambos textos de los discursos presidenciales denota qué
tan malos consejeros tiene Bush, como los que le sobran a Uribito, pues de
ninguna manera se pueden calificar de saludos protocolarios por tan fugaz
visita. Esas son piezas claves de presentación que sustenta la alharaca de tan
“importante” visita. Más de lo mismo. La única salida: la guerra. El
triunfo del todo por el todo para el Imperio, sobre Colombia.
Pero Bush llama transformador del sistema judicial colombiano a Uribito; por la
aplicación sin discreción de la extradición de colombianos. Así protege el
Estado de Derecho (sic) y los Derechos Humanos de los colombianos.
Pero el contrasentido radica en que como en Colombia no existe una cumplida
justicia, el Embajador del Imperio promete que los extraditados colombianos
tendrán un juicio justo en USA.
A todas estas, qué valor representa el concepto de la “Corte Suprema de
Justicia de Colombia”: Para la soberanía nacional, ninguno. En
ratificación a una para- justicia, demasiado. El último pronunciamiento de dar
luz verde, sin asomo de distinción alguno, a la extradición de los capos narco-
paramilitares y del insurgente y alzado en armas contra el Estado, SIMON
TRINIDAD, mas allá del formalismo leguleyo, demuestra la postración del último
aliento de dignidad y soberanía que pudiera quedar. Cual Cortesana sucumbe ante
el mismo discurso oficial y el del Imperio.
Abre totalmente la ya maltrecha exclusa para la intervención directa del Imperio
en el conflicto político, social y armado en Colombia. Desdice de su cacareada
independencia como Poder y ahonda contribuyendo a la agudización de la guerra.
Indistintamente que su pronunciamiento no sea vinculante para el Ejecutivo
presidencial, ha tomado partido integral por la senda guerrerista, siguiendo al
pie de la letra otros dictados.
Y los efectos políticos son de esperarse. El equivoco simplista que son lo mismo
narcotraficantes y guerrilleros, se complementa en un fallo de incidencia
política y que en el proceso de guerra revolucionaria en Colombia – hasta
donde han querido llevarlo los guerreristas – despoja de dignidad al
máximo ente judicial, convirtiéndolo en sustanciador o tramitador de requisitos
de forma, sin que ello esquive la responsabilidad histórica de tan mercenario
concepto, pues ya no fallo ni sentencia, repisa cual bota militarista sobre una
Constitución que hubiera podido ir mas allá de la protección a los colombianos,
si no hubiera sido un mortinato.
Qué Justicia colombiana si ante la totalidad documental – aceptada como
medio de prueba internacionalmente- nada valen los dichos del paramilitar, ni la
confesión publicitada de un libro, ni la de los testaferros morales de
periodistas como una tal insaludable Hernández, para que la discusión
“científica” de la justicia colombiana anuncie que no hay prueba
respecto de la confesión del “escondido” paramilitar, un tal
Castaño, que afirma haber dado la orden de ultimar al líder comunista CEPEDA
VARGAS y por ende se arropa con la vergüenza para todo un pueblo de declararlo
inocente.
Qué Justicia colombiana, si a los ya juzgados delincuentes los entrega para que
otros vuelvan a juzgarlos.
Qué Justicia colombiana si demostrada la capacidad carcelaria para que los
jueces naturales juzguen al criminal MANCUSO, lo colocan ad-portas de la
impunidad.
Qué Justicia colombiana, si frente a la realidad del delito político del rebelde
en armas, previendo el desenlace histórico de su liberación, lo entrega con
venia reverencial al verdugo Imperial, para el incremento
de la intervención armada del Imperio en la guerra por el Poder Popular en
Colombia, para el que estamos preparados a enfrentar y los traidores a la
patria, padecer.
De qué justicia hablan los sin dignidad. Bush llama transformador del sistema
judicial colombiano a Uribito; por la aplicación sin discreción de la
extradición de colombianos. El equivoco simplista que son lo mismo
narcotraficantes y guerrilleros, se complementa en un fallo de incidencia
política y que en el proceso de guerra revolucionaria en Colombia – hasta
donde han querido llevarlo los guerreristas – despoja de dignidad al
máximo ente judicial como es la Corte Suprema de Justicia de Colombia.
05.12.2004 [Melquisedec Torremolinos/ANNCOL/www.anncol.org] La visita de Bush
a Uribito, perdón, conforme al último comunicado de las FARC «señor Uribe»,
quedó grabada en la memoria de los(las) colombianos como por las fotografías y
tomas de televisión que presentan al gringo grandote y pisa fuerte, frente al
cabizbajo, decaído y alámbrico Uribito. Los consejeros y redactores de discursos
del disléxico Bush imperial transcribieron textualmente lo que los Medios de
Alienación Masiva ( M A M ) trasmiten a diario en Colombia.
DEL DISCURSO DE BUSH: Disminución de los secuestros; crecido decomiso de
cocaína; que desde julio de 2003 decenas de lideres de la organización de las
FARC, han sido encarcelados o muertos; la llamada no solo de terroristas sino de
narcos a las FARC y que Uribito transformó el sistema judicial colombiano,
haciéndolo más efectivo y transparente para la protección de los Derechos
Humanos y el “Estado de Derecho”.
DEL DISCURSO DE URIBITO: Cita a Bolívar fuera de contexto en la Convención
de Ocaña de 1829. También a Abraham Lincoln, para congraciarse. Afirma que ha
crecido la confianza de los inversionistas en Colombia, para posteriormente
rogar que vuelvan los turistas gringos a la segura ciudad amurallada, con quince
mil efectivos que encerraron a cuanto desplazado, vendedor informal, cupiera en
una ciudad sitiada y que para colmo de bienes cómo el jefe del DAS, el Señor
Noguera (policía política colombiana), fue desplazado de responsabilidad (en un
“quítate tú, pa`ponerme yo”), anuncia que “ fuentes de alta
fidelidad” (¿la CIA?) dijeron a su oído que iban a atentar contra Bush,
pero con la infantilada que pese a todo , no los capturaron, palabras más,
palabras menos (demostrando, si hubiera sido cierto lo del atentado, lo
incompetentes que son).
La total coincidencia de ambos textos de los discursos presidenciales denota qué
tan malos consejeros tiene Bush, como los que le sobran a Uribito, pues de
ninguna manera se pueden calificar de saludos protocolarios por tan fugaz
visita. Esas son piezas claves de presentación que sustenta la alharaca de tan
“importante” visita. Más de lo mismo. La única salida: la guerra. El
triunfo del todo por el todo para el Imperio, sobre Colombia.
Pero Bush llama transformador del sistema judicial colombiano a Uribito; por la
aplicación sin discreción de la extradición de colombianos. Así protege el
Estado de Derecho (sic) y los Derechos Humanos de los colombianos.
Pero el contrasentido radica en que como en Colombia no existe una cumplida
justicia, el Embajador del Imperio promete que los extraditados colombianos
tendrán un juicio justo en USA.
A todas estas, qué valor representa el concepto de la “Corte Suprema de
Justicia de Colombia”: Para la soberanía nacional, ninguno. En
ratificación a una para- justicia, demasiado. El último pronunciamiento de dar
luz verde, sin asomo de distinción alguno, a la extradición de los capos narco-
paramilitares y del insurgente y alzado en armas contra el Estado, SIMON
TRINIDAD, mas allá del formalismo leguleyo, demuestra la postración del último
aliento de dignidad y soberanía que pudiera quedar. Cual Cortesana sucumbe ante
el mismo discurso oficial y el del Imperio.
Abre totalmente la ya maltrecha exclusa para la intervención directa del Imperio
en el conflicto político, social y armado en Colombia. Desdice de su cacareada
independencia como Poder y ahonda contribuyendo a la agudización de la guerra.
Indistintamente que su pronunciamiento no sea vinculante para el Ejecutivo
presidencial, ha tomado partido integral por la senda guerrerista, siguiendo al
pie de la letra otros dictados.
Y los efectos políticos son de esperarse. El equivoco simplista que son lo mismo
narcotraficantes y guerrilleros, se complementa en un fallo de incidencia
política y que en el proceso de guerra revolucionaria en Colombia – hasta
donde han querido llevarlo los guerreristas – despoja de dignidad al
máximo ente judicial, convirtiéndolo en sustanciador o tramitador de requisitos
de forma, sin que ello esquive la responsabilidad histórica de tan mercenario
concepto, pues ya no fallo ni sentencia, repisa cual bota militarista sobre una
Constitución que hubiera podido ir mas allá de la protección a los colombianos,
si no hubiera sido un mortinato.
Qué Justicia colombiana si ante la totalidad documental – aceptada como
medio de prueba internacionalmente- nada valen los dichos del paramilitar, ni la
confesión publicitada de un libro, ni la de los testaferros morales de
periodistas como una tal insaludable Hernández, para que la discusión
“científica” de la justicia colombiana anuncie que no hay prueba
respecto de la confesión del “escondido” paramilitar, un tal
Castaño, que afirma haber dado la orden de ultimar al líder comunista CEPEDA
VARGAS y por ende se arropa con la vergüenza para todo un pueblo de declararlo
inocente.
Qué Justicia colombiana, si a los ya juzgados delincuentes los entrega para que
otros vuelvan a juzgarlos.
Qué Justicia colombiana si demostrada la capacidad carcelaria para que los
jueces naturales juzguen al criminal MANCUSO, lo colocan ad-portas de la
impunidad.
Qué Justicia colombiana, si frente a la realidad del delito político del rebelde
en armas, previendo el desenlace histórico de su liberación, lo entrega con
venia reverencial al verdugo Imperial, para el incremento
de la intervención armada del Imperio en la guerra por el Poder Popular en
Colombia, para el que estamos preparados a enfrentar y los traidores a la
patria, padecer.
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