La CIA atrás del crimen de Danilo Anderson
La CIA atrás del crimen de Danilo Anderson?
Los autores del atentado en el que murió Danilo Anderson operan con los métodos
de la guerra secreta. Con una perspectiva política que interrelaciona la
evolución de Venezuela, con la región, el continente y el mundo. El crimen reúne
las características de una conspiración secreta diseñada y monitoreada
directamente por la CIA.
23.11.2004[Marcelo Larrea*/Adital/Quito/Ecuador] En una calle de Caracas,
podía ser cualquiera, un automóvil sorpresivamente explotó como un fósforo.
Incendiándose, completa y rápidamente. El fuego lo consumió todo. La escena,
propia de la estética de la violencia hollywoodiense, no estaba puesta en un
estudio de la Warner, especializado en dibujar en el cine lo inverosímil. La
puesta en escena era en la realidad. El horror dominó la avenida. La conmoción
se extendía entre las cenizas. La sorpresa hería a Venezuela entera, tenía la
cara de la tragedia.
Al interior de ese carro calcinado, murió calcinado el abogado Danilo Anderson.
Él era el Fiscal que tenía a su cargo la investigación del golpe de estado que
en abril del 2002 derrocó temporalmente al Presidente Chávez y también, el
asalto criminal a la Embajada de Cuba que ocurrió al estilo de una fiesta
terrorista, simultáneamente. A diferencia de la posición del Tribunal Supremo de
Justicia quien sancionó que no hubo golpe de estado ese 11 de abril, como si sus
sentencias pudiesen sustituir la realidad de sucesos de dominio público, que
pertenecen no sólo a la vida de Venezuela, sino a la historia mundial actual,
ese joven Fiscal, estaba realizando el trabajo que le correspondía, para
establecer ante la ley la causalidad de los hechos y las responsabilidades de
sus autores.
Él nunca imaginó, que hacer su trabajo jurídico, podía implicar la perdida de su
vida. Tan confiado estaba de la transparencia de lo que hacía, de su
comportamiento ético, incapaz de torcer la verdad para dañar a alguien, que no
tuvo preocupación alguna por su seguridad personal. A pesar de que cada día
conocía más la naturaleza terrorista de los métodos de quienes prepararon y
ejecutaron el golpe. De que incluso, la película, “Puente Llaguno, CLAVES
de una masacre” de Angel Palacios, revela en forma cruda e incontestable,
con testimonios directos, la sofisticada y perversa psicología criminal de los
autores. Danilo murió sin tomar ninguna medida preventiva. Pero además, y sobre
todo como un valiente, sin temor a sus victimarios.
Para sus criminales, su confianza y su indefensión, fue su mejor arma. Cuando él
estaba asistiendo a clases de un curso de postgrado ¿Envenenaron la gasolina?
¿Colocaron una bomba de alto poder en su auto? Cuando escribo esta nota, las
investigaciones no han dicho ¿Qué?. Él encendió el vehículo como todos los días,
sin presentir que poco tiempo después se inflamaría como un infierno.
¿Cuál es el propósito de éste crimen?
Sus autores han desafiado a la justicia y pretenderán que ésta es una lección
sangrienta que fiscales y jueces deben aprenderla. El mensaje que ellos
pretenden emitir es claro. Quién busque esclarecer el golpe del 2002 y el
atentado a la Embajada cubana estará expuesto a la muerte. Quién quiera hacer
justicia, también. Sin embargo, atrás de ésta máscara intimidatoria, se revela
la esencia profunda de los autores.
Luego del fracaso reiterado en suprimir la revolución bolivariana, de sus
derrotas en el golpe de estado de abril del 2002, en el sabotaje petrolero, en
los atentados criminales de Altamira, en la violenta guarimba, en la
conspiración de los paramilitares colombianos, que incluyó la pretensión de
asesinar al Presidente Chávez en el camino de una intervención extranjera, en el
referendo presidencial y en las elecciones regionales, los autores del crimen
que han trabajado sistemáticamente en todos los escenarios de ésta ofensiva, han
desnudado su miedo, su temor, su pánico ¿ A qué? A la justicia. Éste es el
ámbito luego de las sucesivas victorias del chavismo, en el que sus opositores y
en particular la cúpula criminal multimillonaria que ha promovido todas las
aventuras, se considera a sí misma, más vulnerable. El atentado contra Danilo
Anderson, no es una prueba de su fortaleza, sino de su histérica y peligrosa
debilidad.
¿A quién beneficia el crimen?
Los autores aspirarán que a ellos. Que los fiscales, jueces y abogados, van a
deshacerse del miedo. Que la justicia venezolana chantajeada, temblará ante sus
órdenes. Que los autores, cómplices y encubridores del golpe sangriento de abril
del 2002, del asalto a la Embajada de Cuba, y la larga lista de crímenes
cometidos por la conspiración contra la determinación de Venezuela, de ejercer
su soberanía, expresada por el gobierno de Chávez, podrán gozar de la impunidad.
Pero quieren ocultar que esa impunidad implica que los crímenes continuarán
repitiéndose, en sucesivos baños de sangre, amenazando a la sociedad en su
conjunto. Y descuidan el hecho de que hay una respuesta clara a esta señal
amedrentadora. El riguroso esclarecimiento del crimen, la identificación de sus
autores materiales e intelectuales, de sus cómplices y encubridores y la
aplicación incontrovertible de la justicia. Descuidan también que el pueblo
venezolano no se va a reconciliar con los asesinos de Danilo, en quienes
reconoce a sus propios verdugos.
¿Quién diseñó y ejecutó el crimen?
Las pistas dejadas por los autores son incontrovertiblemente precisas.
Seleccionaron cuidadosa y deliberadamente a la víctima. La escogieron para que
sus demandas de impunidad al golpe de estado y al asalto a la Embajada de Cuba,
resuenen con el mayor eco posible, para que nadie pueda ignorarlas. Siguieron
pacientemente a Danilo para identificar sus hábitos, sus costumbres, sus
rutinas, sus normas de seguridad, sus horarios. Escogieron el arma del crimen.
Diseñaron su ejecución en un laboratorio, para garantizarse con la mayor
exactitud que ocurra, lo que ocurrió.
Estudiaron el momento oportuno, para asesinar a Danilo Anderson, golpeando
simultáneamente al Presidente Chávez. No es un accidente que sucedió en la
víspera de la Cumbre Presidencial Iberoamericana, y de su gira a España, Irán y
Rusia, para impedir que se presente con poderes plenos e indesafiados, como el
vencedor absoluto del referendo y de las elecciones regionales. Tampoco es un
accidente que, el atentado tenga lugar poco después de que el General García
Carneiro, Ministro de Defensa, expusiera la nueva política de defensa soberana
de Venezuela en el contexto de la cumbre de ministros de defensa de las Américas
en Quito, donde Donald Rumsfeld asistió para promover su “guerra al
terrorismo” en América Latina bajo el control del Pentágono, como un
instrumento de intervención abierta de Estados Unidos al interior de las Fuerzas
Armadas nacionales. Es posible que la fecha escogida por ellos fue por lo tanto,
uno, dos o tres días antes.
Los autores operan con los métodos de la guerra secreta. Con una perspectiva
política que interrelaciona la evolución de Venezuela, con la región, el
continente y el mundo. La operación ha sido demasiado precisa como para que sea
ejecutada aleatoriamente por la gusanera de Miami que colabora en operaciones
terroristas con los fascistas venezolanos. Independientemente que ellos hayan
participado de una u otra forma en el hecho, el crimen contra Danilo Anderson,
reúne las características de una conspiración secreta diseñada y monitoreada
directamente por la CIA.
* Marcelo Larrea es director de “el Sucre” y corresponsal de Adital
en Ecuador
Los autores del atentado en el que murió Danilo Anderson operan con los métodos
de la guerra secreta. Con una perspectiva política que interrelaciona la
evolución de Venezuela, con la región, el continente y el mundo. El crimen reúne
las características de una conspiración secreta diseñada y monitoreada
directamente por la CIA.
23.11.2004[Marcelo Larrea*/Adital/Quito/Ecuador] En una calle de Caracas,
podía ser cualquiera, un automóvil sorpresivamente explotó como un fósforo.
Incendiándose, completa y rápidamente. El fuego lo consumió todo. La escena,
propia de la estética de la violencia hollywoodiense, no estaba puesta en un
estudio de la Warner, especializado en dibujar en el cine lo inverosímil. La
puesta en escena era en la realidad. El horror dominó la avenida. La conmoción
se extendía entre las cenizas. La sorpresa hería a Venezuela entera, tenía la
cara de la tragedia.
Al interior de ese carro calcinado, murió calcinado el abogado Danilo Anderson.
Él era el Fiscal que tenía a su cargo la investigación del golpe de estado que
en abril del 2002 derrocó temporalmente al Presidente Chávez y también, el
asalto criminal a la Embajada de Cuba que ocurrió al estilo de una fiesta
terrorista, simultáneamente. A diferencia de la posición del Tribunal Supremo de
Justicia quien sancionó que no hubo golpe de estado ese 11 de abril, como si sus
sentencias pudiesen sustituir la realidad de sucesos de dominio público, que
pertenecen no sólo a la vida de Venezuela, sino a la historia mundial actual,
ese joven Fiscal, estaba realizando el trabajo que le correspondía, para
establecer ante la ley la causalidad de los hechos y las responsabilidades de
sus autores.
Él nunca imaginó, que hacer su trabajo jurídico, podía implicar la perdida de su
vida. Tan confiado estaba de la transparencia de lo que hacía, de su
comportamiento ético, incapaz de torcer la verdad para dañar a alguien, que no
tuvo preocupación alguna por su seguridad personal. A pesar de que cada día
conocía más la naturaleza terrorista de los métodos de quienes prepararon y
ejecutaron el golpe. De que incluso, la película, “Puente Llaguno, CLAVES
de una masacre” de Angel Palacios, revela en forma cruda e incontestable,
con testimonios directos, la sofisticada y perversa psicología criminal de los
autores. Danilo murió sin tomar ninguna medida preventiva. Pero además, y sobre
todo como un valiente, sin temor a sus victimarios.
Para sus criminales, su confianza y su indefensión, fue su mejor arma. Cuando él
estaba asistiendo a clases de un curso de postgrado ¿Envenenaron la gasolina?
¿Colocaron una bomba de alto poder en su auto? Cuando escribo esta nota, las
investigaciones no han dicho ¿Qué?. Él encendió el vehículo como todos los días,
sin presentir que poco tiempo después se inflamaría como un infierno.
¿Cuál es el propósito de éste crimen?
Sus autores han desafiado a la justicia y pretenderán que ésta es una lección
sangrienta que fiscales y jueces deben aprenderla. El mensaje que ellos
pretenden emitir es claro. Quién busque esclarecer el golpe del 2002 y el
atentado a la Embajada cubana estará expuesto a la muerte. Quién quiera hacer
justicia, también. Sin embargo, atrás de ésta máscara intimidatoria, se revela
la esencia profunda de los autores.
Luego del fracaso reiterado en suprimir la revolución bolivariana, de sus
derrotas en el golpe de estado de abril del 2002, en el sabotaje petrolero, en
los atentados criminales de Altamira, en la violenta guarimba, en la
conspiración de los paramilitares colombianos, que incluyó la pretensión de
asesinar al Presidente Chávez en el camino de una intervención extranjera, en el
referendo presidencial y en las elecciones regionales, los autores del crimen
que han trabajado sistemáticamente en todos los escenarios de ésta ofensiva, han
desnudado su miedo, su temor, su pánico ¿ A qué? A la justicia. Éste es el
ámbito luego de las sucesivas victorias del chavismo, en el que sus opositores y
en particular la cúpula criminal multimillonaria que ha promovido todas las
aventuras, se considera a sí misma, más vulnerable. El atentado contra Danilo
Anderson, no es una prueba de su fortaleza, sino de su histérica y peligrosa
debilidad.
¿A quién beneficia el crimen?
Los autores aspirarán que a ellos. Que los fiscales, jueces y abogados, van a
deshacerse del miedo. Que la justicia venezolana chantajeada, temblará ante sus
órdenes. Que los autores, cómplices y encubridores del golpe sangriento de abril
del 2002, del asalto a la Embajada de Cuba, y la larga lista de crímenes
cometidos por la conspiración contra la determinación de Venezuela, de ejercer
su soberanía, expresada por el gobierno de Chávez, podrán gozar de la impunidad.
Pero quieren ocultar que esa impunidad implica que los crímenes continuarán
repitiéndose, en sucesivos baños de sangre, amenazando a la sociedad en su
conjunto. Y descuidan el hecho de que hay una respuesta clara a esta señal
amedrentadora. El riguroso esclarecimiento del crimen, la identificación de sus
autores materiales e intelectuales, de sus cómplices y encubridores y la
aplicación incontrovertible de la justicia. Descuidan también que el pueblo
venezolano no se va a reconciliar con los asesinos de Danilo, en quienes
reconoce a sus propios verdugos.
¿Quién diseñó y ejecutó el crimen?
Las pistas dejadas por los autores son incontrovertiblemente precisas.
Seleccionaron cuidadosa y deliberadamente a la víctima. La escogieron para que
sus demandas de impunidad al golpe de estado y al asalto a la Embajada de Cuba,
resuenen con el mayor eco posible, para que nadie pueda ignorarlas. Siguieron
pacientemente a Danilo para identificar sus hábitos, sus costumbres, sus
rutinas, sus normas de seguridad, sus horarios. Escogieron el arma del crimen.
Diseñaron su ejecución en un laboratorio, para garantizarse con la mayor
exactitud que ocurra, lo que ocurrió.
Estudiaron el momento oportuno, para asesinar a Danilo Anderson, golpeando
simultáneamente al Presidente Chávez. No es un accidente que sucedió en la
víspera de la Cumbre Presidencial Iberoamericana, y de su gira a España, Irán y
Rusia, para impedir que se presente con poderes plenos e indesafiados, como el
vencedor absoluto del referendo y de las elecciones regionales. Tampoco es un
accidente que, el atentado tenga lugar poco después de que el General García
Carneiro, Ministro de Defensa, expusiera la nueva política de defensa soberana
de Venezuela en el contexto de la cumbre de ministros de defensa de las Américas
en Quito, donde Donald Rumsfeld asistió para promover su “guerra al
terrorismo” en América Latina bajo el control del Pentágono, como un
instrumento de intervención abierta de Estados Unidos al interior de las Fuerzas
Armadas nacionales. Es posible que la fecha escogida por ellos fue por lo tanto,
uno, dos o tres días antes.
Los autores operan con los métodos de la guerra secreta. Con una perspectiva
política que interrelaciona la evolución de Venezuela, con la región, el
continente y el mundo. La operación ha sido demasiado precisa como para que sea
ejecutada aleatoriamente por la gusanera de Miami que colabora en operaciones
terroristas con los fascistas venezolanos. Independientemente que ellos hayan
participado de una u otra forma en el hecho, el crimen contra Danilo Anderson,
reúne las características de una conspiración secreta diseñada y monitoreada
directamente por la CIA.
* Marcelo Larrea es director de “el Sucre” y corresponsal de Adital
en Ecuador
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