En nombre del Ecuador, ante la presencia del Ministro de Guerra de EEUU Donald Rumsfeld en suelo quiteño
En nombre del Ecuador, ante la presencia del Ministro de Guerra de EEUU Donald Rumsfeld en suelo quiteño
¡PIDO PERDÓN AL MUNDO!
ALTERCOM
LEONARDO GALARZA Z.*
No se, nunca sabré si pedir perdón es acto de dignidad o de cobardía, pero, este momento, no me importa. Pido perdón.
Cuenca (Ecuador) - 17 de noviembre de 2004
Y lo pido al mundo, comenzando por nuestros más cercanos vecinos, los colombianos, porque he visto las fotos de los niños, flagelados por efecto de las fumigaciones; y las macilentas filas de los campesinos, hueso, pellejo y pies para huir de los paracriminales, que cortaron con sierras a quienes no pudieron escapar de sus garras, y porque usted, señor Rumsfeld, es el autor intelectual de esos actos y prepara, y usted lo sabe, el arrasamiento de la zona andina, porque Venezuela se niega a poner de rodillas, Colombia le embosca sin temor y porque cometimos la estupidez de nacer sobre un suelo rico que usted ambiciona.
Pero, sobre todo, pido perdón porque hoy, este mismo momento, se pasea usted, impunemente, por calles y plazas de esta hermosa Capital, sin que se haya levantado, como tromba, la voz de un pueblo que se horroriza ante el genocidio que, minuto a minuto, comete contra el martirizado pueblo iraquí, y ya ni fuerzas tiene para decirle con voz atronadora pero cortés: Váyase usted, por amor de nuestro Dios. No nos injurie O hablarle en lengua de nuestros indios, que da igual porque ni español ni quichua entendería: Llugshi caimanta.
Pido perdón al combatiente de Faluya. A aquel cuya imagen hoy da la vuelta al mundo, malherido, mientras su soldado se burla de la agonía y lo remata. Y en él, quiero pedir perdón a los miles de ciudadanos que yacen eliminados, entre los restos de la inmolada Ciudad, a los cuales su inteligencia militar ya tuvo la prolijidad de contarlos: 1300. Le pido a aquel, el insurgente, porque creyó que es deber patrio combatir contra el agresor que viola su suelo; a los otros, hombres, mujeres, niños, ancianos, porque no tuvieron la ocurrencia de escapar antes del aniquilamiento.
Como pido perdón a los 39 soldados suyos, caídos estos días por la obediencia debida, aunque ella convierta a soldados en carniceros; y a los 2 mil reservistas de los 4 000 convocados a filas hace 2 semanas, para enviarlos al matadero, que se niegan a ir. Y pido, además, perdón a los 20.000 que debieron licenciarse y volver a los Estados Unidos y que usted, Rumsfeld, no los deja, porque no encuentra carne fresca de relevo. No lo digo yo: lo cuenta ayer mismo su New York Times. A ellos pido perdón, no a mi nombre: al suyo. Son sus compatriotas y vale que al huir de las filas hitlerianas, al morir, al enloquecer en ese manicomio infernal, tengan la ilusión de que algún sentimiento humano le queda, bien en el fondo, a usted, que les mandó.
No es una carta para usted, porque no entiende las palabras y porque, francamente, me avergonzaría escribirle.
Es una nota de humana solidaridad con sus víctimas universales, porque con su venida al Ecuador, ultrajó nuestro suelo también, y le dejamos. Por eso, pido perdón.
Altercom
Leonardo Galarza Z.
Escritor y jurista ecuatoriano. Columnista de varios medios de comunicación.
www.altercom.org/article2840.html
¡PIDO PERDÓN AL MUNDO!
ALTERCOM
LEONARDO GALARZA Z.*
No se, nunca sabré si pedir perdón es acto de dignidad o de cobardía, pero, este momento, no me importa. Pido perdón.
Cuenca (Ecuador) - 17 de noviembre de 2004
Y lo pido al mundo, comenzando por nuestros más cercanos vecinos, los colombianos, porque he visto las fotos de los niños, flagelados por efecto de las fumigaciones; y las macilentas filas de los campesinos, hueso, pellejo y pies para huir de los paracriminales, que cortaron con sierras a quienes no pudieron escapar de sus garras, y porque usted, señor Rumsfeld, es el autor intelectual de esos actos y prepara, y usted lo sabe, el arrasamiento de la zona andina, porque Venezuela se niega a poner de rodillas, Colombia le embosca sin temor y porque cometimos la estupidez de nacer sobre un suelo rico que usted ambiciona.
Pero, sobre todo, pido perdón porque hoy, este mismo momento, se pasea usted, impunemente, por calles y plazas de esta hermosa Capital, sin que se haya levantado, como tromba, la voz de un pueblo que se horroriza ante el genocidio que, minuto a minuto, comete contra el martirizado pueblo iraquí, y ya ni fuerzas tiene para decirle con voz atronadora pero cortés: Váyase usted, por amor de nuestro Dios. No nos injurie O hablarle en lengua de nuestros indios, que da igual porque ni español ni quichua entendería: Llugshi caimanta.
Pido perdón al combatiente de Faluya. A aquel cuya imagen hoy da la vuelta al mundo, malherido, mientras su soldado se burla de la agonía y lo remata. Y en él, quiero pedir perdón a los miles de ciudadanos que yacen eliminados, entre los restos de la inmolada Ciudad, a los cuales su inteligencia militar ya tuvo la prolijidad de contarlos: 1300. Le pido a aquel, el insurgente, porque creyó que es deber patrio combatir contra el agresor que viola su suelo; a los otros, hombres, mujeres, niños, ancianos, porque no tuvieron la ocurrencia de escapar antes del aniquilamiento.
Como pido perdón a los 39 soldados suyos, caídos estos días por la obediencia debida, aunque ella convierta a soldados en carniceros; y a los 2 mil reservistas de los 4 000 convocados a filas hace 2 semanas, para enviarlos al matadero, que se niegan a ir. Y pido, además, perdón a los 20.000 que debieron licenciarse y volver a los Estados Unidos y que usted, Rumsfeld, no los deja, porque no encuentra carne fresca de relevo. No lo digo yo: lo cuenta ayer mismo su New York Times. A ellos pido perdón, no a mi nombre: al suyo. Son sus compatriotas y vale que al huir de las filas hitlerianas, al morir, al enloquecer en ese manicomio infernal, tengan la ilusión de que algún sentimiento humano le queda, bien en el fondo, a usted, que les mandó.
No es una carta para usted, porque no entiende las palabras y porque, francamente, me avergonzaría escribirle.
Es una nota de humana solidaridad con sus víctimas universales, porque con su venida al Ecuador, ultrajó nuestro suelo también, y le dejamos. Por eso, pido perdón.
Altercom
Leonardo Galarza Z.
Escritor y jurista ecuatoriano. Columnista de varios medios de comunicación.
www.altercom.org/article2840.html
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