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MONSEÑOR ROMERO: 25 AÑOS DESPUÉS.

MONSEÑOR ROMERO: 25 AÑOS DESPUÉS. MONSEÑOR ROMERO:
25 AÑOS DESPUÉS.

Por: Manuel Vicente Henríquez B
e-mail:mavi2k@yahoo.com


La capilla del Hospitalito de la Divina Providencia luce tranquila, apacible. Entré sin hacer mucho ruido. En las primeras bancas, las que están frente al altar, una monja está en posición de oración, reclinada y muy concentrada. Me siento a unos metros de ella y comienzo a mirar en derredor. Finalmente veo al altar mayor, enfoco mi vista y trato de imaginar, de sentir cómo estaba monseñor Romero al frente del pan y el vino, aquella fatídica tarde del 24 de marzo de 1980. Volteo a la parte de atrás, hacia la entrada de la capilla, e imagino al francotirador apuntando certeramente al pecho de Romero. Cierro los ojos y trato de escuchar el estruendo que habrá sonado al salir el disparo que acabó con la vida del que luchó por los excluidos, por los pobres, por los sin voz .

La monja a dejado de rezar, cuando se incorpora me mira y me pregunta si deseo algo. Le explico que estoy haciendo una crónica sobre monseñor Romero. Me mira y suspira como si los recuerdos le vinieran a la mente. “Monseñor –me dice–, monseñor fue un gran hombre. Un hombre que sólo se preocupó por ayudar, pero no fue entendido”.

Pienso que tiene razón, pero quién de los hombres y mujeres que han querido ayudar a sus semejantes, ha sido entendido en este mundo. ¿Gandhi? ¿Malcom X? ¿El Ché Guevara? Ni siquiera Jesucristo se salvó de no ser entendido. La monja, de hablar pausado, rememora los momentos en que estuvo con Romero, habla como si lo estuviera viendo en ese preciso momento, como si estuviera con nosotros, y seguramente sí lo esté. En esa capilla se respira un sentimiento de tranquilidad muy especial, a pesar de haber sido escenario de una infamia, la capilla guarda esa buena vibra , esa energía que emana de las cosas buenas.

Luego del asesinato de Monseñor Romero, la noticia corrió como reguero de pólvora a nivel mundial. Los cables noticiosos reseñaban la tragedia: Monseñor Romero fue ultimado por un asesino profesional mientras celebraba la eucaristía en la capilla de la Divina Providencia en San Salvador.

Según las investigaciones que se dieron luego del asesinato, el capitán de la Fuerza Armada , Álvaro Saravia, además de participar en la planificación del crimen, obtuvo armas, vehículos y otros elementos para que se consumara el hecho, ordenó a su conductor que llevara al asesino a la capilla donde ocurrió el crimen y le pagó luego de la ejecución.


En El Salvador es un secreto a voces que el cerebro del plan para asesinar a Monseñor Romero, fue el ex Mayor de la Fuerza Armada , Roberto D'Aubuisson, fundador del partido ARENA. Según el informe de la Comisión de la Verdad para el esclarecimiento de los hechos de la pasada guerra civil que duró 12 años, D'Aubuisson fue el encargado de dar la orden de matar a Monseñor Romero. Consta en la investigación que: "Horas antes del crimen, D'Aubuisson se había reunido con el entonces capitán Álvaro Saravia, con Fernando Sagrera y con el capitán Eduardo Ávila en la residencia de Alejandro Cáceres, en San Salvador. Cáceres informó que Romero oficiaría una misa y opinó que sería una buena oportunidad para asesinar al Arzobispo.

Fue entonces cuando D'Aubuisson ordenó el asesinato. Después de conseguir al francotirador, por orden del capitán Ávila, Garay, motorista de Álvaro Saravia quien estuvo en la reunión, condujo al individuo en un volkswagen rojo al Hospital de la Divina Providencia , y se estacionó frente a la capilla en donde monseñor Romero se encontraba celebrando misa. El desconocido, de barba, le ordenó a Garay agacharse y simular una reparación.

Al hacerlo, Garay escuchó un disparo, volteó, y vio al sujeto, quien sostenía un fusil con ambas manos con dirección al lado derecho de la ventana trasera derecha del vehículo, sintiendo en el momento un olor a pólvora".

El tronido retumbó en toda la capilla de la Divina Providencia , la gente alarmada comenzó a correr despavorida, mientras en los brazos de una monja yacía el cuerpo de Monseñor herido mortalmente. “¡Han matado a Monseñor! ¡Han matado a Monseñor!”, gritaba la monja, mientras pedía auxilio infructuosamente.

El informe médico forense reveló que Monseñor Oscar Arnulfo Romero había muerto a causa de un proyectil que se introdujo en el espacio intercostal derecho hasta llegar a su corazón. Así terminaba la vida de quien, literalmente, dio su corazón por los pobres.

Luego de termina de hablar con la secretaria de Monseñor Rafael Urrutia, he concertado una entrevista con el prelado. Monseñor Urrutia es Vice-postulador de la causa de canonización de Monseñor Romero y se encarga, principalmente, de nutrir a la oficina de Roma de los elementos necesarios que requiere el proceso.

Llego puntual a la cita, pues la secretaria de Monseñor me previno que es un hombre muy ocupado y estricto con sus horarios. Mientras trato de estacionarme frente la Parroquia La Resurrección, de la colonia Miramonte (de la cual es el párroco) lo vel salir rumbo a la casa cural. Presuroso me bajo del carro, al verme repregunta: “¿Tú eres el de la entrevista?”. Yo respondo afirmativamente con mi cabeza. “Bueno, acompáñame a uno de los estudios de la casa, ahí vamos a estar tranquilos”. Entro al pequeño cuarto, el cual tiene un televisión, un aparato de sonido, un sofá y dos sillas. En un dos de las paredes hay estanterías con libros de todo tipo, literatura, ciencias, pero mayoritariamente religiosos, tomos sobre derecho canónico, el misal romano y libros sobre teología.

Lo que sigue es la transcripción íntegra de la entrevista con monseñor Rafael Urrutia:


¿Cómo está actualmente el proceso de beatificación de Monseñor Romero?

Actualmente estamos en la espera de que liberen el proceso de canonización que ha estado detenido en la Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe. Debes tú saber que lo habitual es que el proceso esté en la Sagrada Congregación para las Causas de los Santos. Mientras estuvo ahí, el proceso avanzó notablemente, pero hacia el año 2000 el proceso fue asumido por la Sagrada Congregación de la Doctrina de la Fe , para hacer un estudio profundo a cerca de la ortodoxia de Monseñor Romero. De eso se ocupa habitualmente esta congregación, encabezada por el cardenal (Joseph) Ratzinger.

Nosotros tuvimos que llevar, ya no sólo las homilías escritas sino además todos los casets existentes para que ellos pudiesen cotejar una a una las homilías y se diesen cuanta que nosotros no habíamos corregido nada, ni quitado ni aumentado las homilías de Monseñor Romero. Además, asumieron todos los escritos del diario de Monseñor Romero, los artículos escritos por él y este trabajo ya ha llevado casi cinco años en esta congregación. Ya hacia finales del año pasado, nos dijeron que la ortodoxia de Monseñor Romero estaba aprobada y que por lo tanto la causa iba de alguna manera a ser devuelta a la Sagrada Congregación para las Causas de los Santos, sólo estamos actualmente esperando un estudio a cerca del Magisterio Social de Monseñor Romero, que nosotros estamos claros se trata del Magisterio Social de la Iglesia; muy concretamente diría yo de Puebla, de Medellín y fundamentalmente del Concilio Vaticano II. Ahí se ha centrado Monseñor Romero para todos sus comentarios en el orden social. Aquí es donde estamos. Estamos muy contentos de que la causa retome el camino y, según el postulador, Monseñor Vincenzo Paglia, que vive en Terni, Italia, la causa va por muy buen camino, él es muy optimista, él espera muy pronto poder tener esta causa en su etapa final. El sostiene que hemos avanzado el 95 por ciento.

Entiendo que el primer paso para la canonización es la beatificación.

Primero se da la beatificación, después se da la canonización. Con la beatificación lo que se establece es que se reconoce jurídicamente el martirio y se establece un culto público sujeto a una región, un culto público, limitado a cierta región. Además, en el caso del martirio no requiere de un milagro, porque el milagro es el martirio mismo. Para la canonización, cuando ya el culto público se vuelve universal, se requiere un milagro. Indudablemente tu comprenderás que Monseñor Romero ya es un patrimonio universal; donde menos se le reconoce es en El Salvador, lamentablemente, pero Monseñor Romero es un patrimonio universal.

¿Y podríamos decir que a partir de la beatificación es casi seguro que se le canonice?

Indudablemente, indudablemente, una vez beatificado, se supone, la canonización vendrá más tarde una vez que nosotros mostremos un milagro hecho por Monseñor

Y “más tarde”, ¿pueden significar años, muchos años?

Pueden ser muchos años, pero puede ser poco tiempo.

Yo quisiera preguntarle, ¿cuáles han sido los obstáculos o de qué tipo han sido los obstáculos que han tenido en este proceso?

Quizás los obstáculos, diría yo, fundamentalmente: demostrar que su doctrina es doctrina católica. Mostrar que su pensamiento es el pensamiento Social de la Iglesia , es decir, el problema es: “Él se metió en política y se volvió un político y no un pastor”, nosotros los salvadoreños lo entendemos, pero hay gente que le cuesta entender que Monseñor Romero, con el evangelio, desde la fe, con el Magisterio de la Iglesia iluminó la realidades temporales de este país.

Yo siempre suelo decir: “Monseñor Romero no se inventó a los pobres, Monseñor Romero no engendró el hambre en este país, Monseñor Romero no fue la causa de las injusticias en este país. Todo eso (ya) existía. Él quiso iluminarlas…desde el evangelio, desde el Magisterio de la Iglesia , entonces al hacerlo sus planteamientos eran muy cercanos a la…digamos…a la agenda, a las peticiones, a los problemas que normalmente la izquierda señalaba en aquel momento; pero hay una gran diferencia: La posición de Monseñor Romero era evangélica, católica, cristiana, no era desde el punto de vista ni ideológico ni político. Sin embargo, a él se le ha interpretado así, incluso en el seno de la Iglesia.

Entonces esta es una dificultad grande, demostrar que no es así. Por otro lado, también la oportunidad de la causa, muchos piensan en Roma que beatificar a Monseñor Romero va a dividir a la Iglesia , muchos piensan que beatificar a Monseñor Romero sería beatificar la Teología de la Liberación ; y te quiero decir, Monseñor Romero no era un teólogo de la liberación, era un pastor. Si amar a los pobres al estilo de Jesús, si amar a los pobres desde el Evangelio y el Magisterio de la Iglesia es ser teólogo de la liberación ¡Bendita teología de la Liberación ! Pero ciertamente, yo creo que…queee…siempre habrá quién lo ama y quién no lo ama. Sin embargo nosotros hemos aprendido en la fe católica: “Roma locuta, causa finita”. Roma ha hablado, el problema de acaba.

Entonces, si somos fieles a este principio tan tradicional en la Iglesia , por qué vamos a temer que la Iglesia se divida. Quizá un poco el temor pueda ser: Si lo beatificamos, quienes nos han ayudado se van a echar para atrás. O sea un poco de temor a la gente que poderosamente pudo haber ayudado a la Iglesia. Sin embargo nosotros tenemos que comprender que somos hombres de fe, que somos gente de evangelio, que nuestros intereses no tienen que ser ni económicos ni mucho menos políticos; por política, sería un pecado grave que nuestra iglesia no beatificara a Monseñor Romero. No estamos a responder políticamente a una cuestión tan grave y tan profundamente evangélica como es la beatificación de Monseñor Romero.

Pero usted también no piensa que ese “Roma locuta, causa finita”, podría significar también el que no prosperara la beatificación, es decir que la denegaran.

Indudablemente es una posibilidad que diga Roma: “No es mártir, no está demostrado su martirio”. Eso es una posibilidad, igual, si Roma lo dice vamos a seguir esperando. Vamos a decir, “bueno, hoy no han querido”.

Pero, ¿existe la posibilidad de volver a retomar la causa?

Yo creo que sí. De una cosa, mira, yo estoy cierto: Si Roma estuviera convencida de que (Monseñor Romero) no es un mártir, hace tiempo nos hubieran dicho, “no es un mártir”. Roma sabe y el Concilio Vaticano establece el “Sensus Fidei” el sentido de la fe del pueblo.

Bueno, ahora, sabemos que la salud del Papa está muy mal, está débil, esto no puede significar también que haya un retraso en el papeleo.

No porque eso es independiente. La beatificación o la canonización no depende del Papa, sino de la Sagrada Congregación , una vez que dan la sentencia se la entregan al Papa para que él la haga suya y él la firme. Habrá que esperar

Pero podría ser con otro Papa. ¿No importa el hecho de que haya un cambio un cambio de papado?

De ninguna manera, eso se mantiene.

Una última pregunta: ¿Usted conoció a Monseñor Romero?

Sí estuve con él los últimos cinco meses de su vida trabajando con él.

¿Qué experiencias puede rescatar de sus vivencias al lado de él?

Mira, yo siempre he expresado que en Monseñor Romero Dios unió la debilidad humana con la fuerza del espíritu. Quienes conocimos a Monseñor Romero sabíamos o sabemos que era un hombre normalmente tímido, humilde, sencillo, temperamental, un hombre para el que todo había que hacerlo para ayer, un hombre que le oía a la multitud, habitualmente. Sin embargo, desde su llegada de Arzobispo y desde que él empezó a ser como esta voz de los son voz, el profeta de la justicia…eeehhh…monseñor se transformó. Y era distinto ver a Monseñor Romero frente a un micrófono en la homilía, distinto al hombre habitual. El espíritu de Dios lo tomaba de un modo extraordinario a Monseñor Romero. Y en el trato habitualmente era un hombre humilde. Lo que más me impresionó fue su humildad. Una humildad que brota del hombre de Dios y eso siempre yo lo recuerdo mucho. Su humildad y su cercanía a los pobres.

Y usted, ¿podría decir que él fue malinterpretado, no entendido?

Yo creo que…eehh…yo creo que cristianamente fue entendido por los eclesiásticos, por los clérigos. Cristianamente Monseñor Romero fue entendido, porque su pensamiento era el pensamiento de la Iglesia , era el pensamiento del Evangelio, era una vida de fe. Ahora, cada uno de nosotros tiene también un pensamiento ideológico y político, y si tu te sientes tocado ahí reaccionas. Yo creo que el no fue comprendido en cuanto pastor y quizás muchos lo vimos desde el punto de vista humano y entonces en nuestra humanidad a lo mejor, incluso, nos pudo haber causado envidia su posición.

Al finalizar la entrevista, quedo con la impresión que he estado charlando con un hombre profundamente creyente y profundamente convencido de la santidad de Romero. Off the record le pregunto qué significa para la Iglesia el que 25 años después, aún no se sepa quién asesinó a Monseñor Romero. “Lo que importa no es saber quién lo asesinó, eso todo el mundo lo sabe —me dice— si no por qué lo mataron. Y a Monseñor Romero lo mataron por odio, por odio a la fe, por odio al amor que le tenía a los desvalidos”.

Estoy de nuevo en la capilla de la Sagrada Familia. Ahora están presentando un disco con canciones en honor a Monseñor Romero. Grupos musicales de distintas parroquias del país hicieron este disco para conmemorar 25 años de su muerte. La Capillita está muy distinta a la vez anterior que la visité. Está llena de gente: niños, mujeres, ancianos, familias, escuchan atentas las melodías. Contrario a lo que hubiera pensado, hay un ambiente de alegría y esperanza. Y al ver a esta gente tan entregada, tan conectada con un hombre que ya no está desde hace 25 años, no me cabe duda que la única razón de esta identificación que traspasa el tiempo, es que en Monseñor Romero siempre actuó el espíritu de Dios.



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