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Buenosdiasamerica

Una democracia que es revolución

Venezuela
17-08-2004
Una democracia que es revolución
Editorial Cádiz Rebelde

Hugo Chávez Frías, Presidente de Venezuela, ha sido refrendado en su cargo por
abrumadora mayoría de venezolanos y venezolanas. Con ellos, con el pueblo
bolivariano,
el enorme aliento fraternal de todos los pueblos del mundo. Es día de enorme
júbilo en América Latina.

La "democrática" oposición que se fusionó para el golpe de estado de abril y
para el posterior sabotaje petrolero, ha intentado todos los procedimientos de
fraude durante el largo proceso "revocatorio". Desde la resurrección de muertos
para que ejercitasen a las órdenes de la oposición el inmortal derecho al voto,
hasta la clonación múltiple de vivos y difuntos para establecer que el voto
escuálido
vale mucho más que el de los pata en el suelo, pasando por el establecimiento
del voto múltiple en las decenas de miles de planillas -centenares de miles de
votos- rellenadas por muy poquitas manos durante la fase de petición del
referéndum.
Además, claro, la guarimba, una especie de paramilitarismo urbano que ya había
iniciado su andadura de asesinatos y provocaciones criminales en la "Masacre
de Puente Llaguno". Y como fondo en negro las amenazas continuas de los Estados
Unidos.

Ayer se descubrió a tiempo un intento de difundir, mucho antes de que
finalizaran
las votaciones, un comunicado falso de Centro Nacional Electoral que anunciaba
la revocación de Chávez.

Con ayuda de los grandes medios de comunicación locales e internacionales y de
la oligarquía política mundial, la "democrática" oposición venezolana, demostró
como se puede intentar un fraude por muy escandalosos que sean los
procedimientos.
Insistieron ferozmente en el mantenimiento de una estructura electoral que no
permitía la votación en los saturados centros electorales de los barrios
populares,
anunciaron la proclamación de resultados a media jornada electoral, y
orquestaron
una verdadera siembra de recelos sobre la posibilidad de un fraude desde el
gobierno
con el apoyo del CNE. Prepararon a la "opinión pública" con el lanzamiento de
encuestas falseadas y previsiones electorales absurdas que favorecían la
revocación
de Chávez.

Desde hace meses los medios de comunicación internacionales se dedicaron a
preparar
la credibilidad del futuro fraude. Son maestros en el arte de la manipulación.
Sólo hay que recordar su última gran hazaña: durante años presumieron la certeza
de las burdas mentiras sobre Iraq con las que Clinton y Bush justificaron un
embargo genocida, una guerra brutal y una ocupación devastadora.

Las presunciones de falsedad o de inocencia se reparten equitativamente: la
primera
para los enemigos, la segunda para los amigos de Washington.

Venezuela acaba de dar una enorme lección de política al mundo.

La democracia modélica que señalan las élites económicas y políticas de
occidente
sólo sirve para que ellas ganen las elecciones. Como en la Venezuela anterior
a Chávez todo está minuciosamente organizado para ese único resultado legítimo.
En esas "democracias representativas de mercado electoral" -paquete político
del "consenso de Washington"- algunos partidos de izquierda han perdido la
vergüenza
hasta el punto de legitimar un fraude mayúsculo que se repite en cada uno de
los procesos electorales. La fórmula es: "voto entre opciones indiferenciables,
mínima movilización política, nula participación política real".

En la Venezuela de la revolución bolivariana todo es radicalmente distinto. Se
ha cumplido una tarea gigantesca de dignificación y movilización del pueblo en
un proceso de democracia directa que exige el ejercicio continuo de la
soberanía.
La fórmula democrática, que espanta a todas las oligarquías capitalistas del
mundo, es totalmente distinta: "máxima participación, máxima toma de conciencia,
máxima implicación de los ciudadanos".

La democracia participativa y protagónica ejercida ayer en Venezuela ha
asombrado
a todos los observadores internacionales. Lo han dicho todos los honrados y los
que conservan un mínimo de decencia, los que no que son ciegos por oficio y por
dinero.

Colas enormes de ciudadanos en los barrios populares ejerciendo y reclamando
el derecho a construir un país. Una movilización gigantesca y organizada que
ha hecho imposible el fraude, que ha dejado en ridículo las verdades y las
previsiones
que habían decretado los poderes que gobiernan el mundo.

En Venezuela la democracia huele a pueblo.

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