Blogia
Buenosdiasamerica

INSTITUTO TECNOLÓGICO DE SANTO DOMINGO JOSÉ MARTÍ NOS HABLA EN EL 2004:

INSTITUTO TECNOLÓGICO DE SANTO DOMINGO
(INTEC)

ÁREA CIENCIAS SOCIALES

CÁTEDRA DE PENSAMIENTO ANTILLANISTA

JOSÉ MARTÍ NOS HABLA EN EL 2004:
“DE ACÁ SE HACE LO QUE SE DEBE”

Dr. José Antinoe Fiallo Billini
Profesor del Área de Ciencias Sociales del INTEC y de la Escuela de Historia y Antropología de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD)

24 de Junio 2004
Sala “Julio Ravelo de la Fuente”
Santo Domingo

A los organizadores del Grupo Minorista de Cuba y a los organizadores de la Juventud Minorista en Dominicana.

1. INTRODUCCIÓN: UNA INTENCIÓN

Leer, apropiarse de palabras dichas y escritas, es un ejercicio que puede tener diversas implicaciones sobre todo sí, al acercarnos a esas palabras lo hacemos, de nuevo, con una cierta intención política renovada, para buscar en ellas algunas sugerencias, que además de cierta racionalidad nos comunican una pasión que enlaza lo que fue dicho con nuestra aspiración ahora de un futuro, y presente porque no, mejores, diferentes, posibles porque decidimos hacerlos así.

Me pareció importante volver a leer a José Martí en estos días difíciles que anuncian otros por venir todavía más difíciles para la sociedad dominicana y latinoamericana, la región caribena y el mundo. Hice un esfuerzo para ver que nos quiere decir él hoy, ahora, con unas ciertas sugerencias de reflexión, sentado frente a nosotros y nosotras, pacientemente, con profundidades sutiles pero radicales. Él, fraternalmente, nos conmina a vernos, auscultarnos, para que decidamos un camino transformador y superemos todo el acumulado pendiente de abordamientos y soluciones para levantarnos como pueblos y sociedad, ante la oprobiosa ignominia de la opresión y dominación. ¿Qué nos dice José Martí ahora? ¿Qué nos susurra al oído para que nuestros conocimientos y nuestras acciones sean eficaces y transformadoras?

2. APRENDER PARA HACER LA POLÍTICA POPULAR CON
RESULTADOS: EL CONOCIMIENTO SOCIAL EFECTIVO

Lo primero que nos dice pertenece al sentido común del conocimiento: “Para andar por un terreno lo primero es conocerlo”.(1) No se trata que desde el primer momento lo sepamos todo, se trata de ir en el proceso de conocer donde estamos metidos, inmersos y hacia donde nos vamos a meter o en que nos vamos a meter. La complejidad del terreno implica un conocimiento específico, concreto, valioso.

Precisando aun más sus sugerencias, José Martí nos va entrando con profundidad en la temática del conocimiento y la acción, y como quien no quiere (así decimos los dominicanos y las dominicanas a veces) puntualiza: “Ahora la fuerza está en el saber, más que en los puñetazos, aunque es bueno aprender a defenderse porque la fuerza da salud y porque se ha de estar pronto a pelear, para cuando un pueblo ladrón quiera venir a robarnos nuestro pueblo”. Este texto es interesante, en cuanto nos presenta la caracterización de momentos de una lucha, cuando hay énfasis en el apropiarse de saberes para poder actuar adecuadamente sin olvidar que mientras usted acumula saber y hace luchas con menor carga de coerción material, es posible tener que ejercer la autodefensa si algún acontecimiento nos obliga. En ningún momento se trata de concebir una estrategia excluyendo formas o métodos de acción y luchas creativas, innovadoras y con capacidad sorpresiva.

Por ello el Apóstol nos dice de manera muy aguda y precisa: “la política es el arte de inventar un recurso a cada recurso de los contrarios, de convertir los reveses en fortuna; de adecuarse al momento presente sin que la adecuación cueste sacrificios, o la merma importante del ideal que se persigue, de dejar de tomar empuje, de caer sobre el enemigo, antes de que tengan sus ejércitos en fila y su batalla preparada”.

La necesidad de una concepción transformadora que implique el desarrollo de una práctica política capaz de superar cada momento, articular los momentos para potenciar la acción, de manera que ésta pueda ser sostenida sistemáticamente por la visión y la utopía, sin que éstas sean abandonadas o mediatizadas por un pragmatismo que por su dinámica lleva a la transacción y el oportunismo. Ello implica un pasado, presente y futuro en una misma intención de memoria, conciencia y estrategia, por lo que, sin nostalgias innecesarias, Martí nos recuerda como necesario que “Imitaremos a nuestros antecesores en bravura y recordaremos para evitarlos sus errores”, porque en nuestro caso es importante superar rasgos generacionales de estilos y concepciones políticas que nos impiden dar respuesta a los retos actuales. Por ello acentúa una propuesta muy actual con esta exigencia: “Nuestro país abunda en gente de pensamiento y es necesario enseñarles que la revolución no es ya un mero estallido de decoro, ni la satisfacción de pelear y mandar, sino una obra detallada y previsora de pensamiento”, porque, agregó en otra ocasión que “Prever es vencer”, ya que debemos tratar de tener siempre un paso adelante dentro del proceso.

Superar la improvisación, la falta de reflexión crítica sobre los procesos, la carencia de habilidades sutiles de naturaleza tanto “tácticas” como “estratégicas” requieren de una particular forma holística de abordar las situaciones y acontecimientos. Por eso José Martí se nos acerca y dice de forma directa: “Los sucesos históricos no pueden prepararse ni llevarse a cabo sin un cuidado exquisito, calculando con la mayor precisión posible el instante, los resultados y los elementos”. El nos conmina a tener dedicación en el abordamiento de los procesos, cuantificaciones que podrán parecer exageradas, pero que son exigencias de precisión, sistematización en cada paso o momento y capacidades para evaluar componentes, articulaciones de éstos y lo que ellos van produciendo según el curso social avanza.

Esa decisión de un conocimiento social efectivo y transformador, en sociedades como la nuestra y en un mundo opresor como el actual nos lleva irremisiblemente a buscar explicaciones y razones de fondo del por qué existen esas y éstas relaciones sociales de dominación que han producido más de 6 millones de dominicanos y dominicanas pobres. Martí, como quien no quiere (eso decimos a veces los dominicanos y dominicanas) nos suelta esta apreciación: “Se busca el origen del mal: se va derecho a él, con la fuerza del hombre capaz de morir por el hombre”… porque debemos dirigirnos a lo hondo de la problemática: “A la raíz va el hombre verdadero. Radical no es más que eso: el que va a las raíces… No se llame radical quien no vea las cosas en su fondo… Ni hombre, quien no ayude a la seguridad y la dicha de los demás hombres”.

Necesitamos de urgencia esa radicalidad, de ir al fondo, a la raíz: el orden social capitalista o burgués; necesitamos de urgencia la construcción de sujetos sociales radicales, es decir, aquellos hechos y hechas en el proceso de producir rupturas y transformaciones para superar fondos y raíces de la dominación y opresión.

3. LA CONSTRUCCIÓN DE LAS ACTITUDES
NECESARIAS: ENTREGA, SOLIDARIDAD
Y FIRMEZA

Para construir un conocimiento socialmente transformador, revolucionario, se requiere la construcción progresiva y simultánea de las actitudes, que como componentes de la subjetividad y la práctica garanticen la persistencia de la condición de sujetos comprometidos en los agrupamientos responsables de activar esas transformaciones. Lo primero es la emocionalidad de la opción frente a las realidades, entendida ésta no como una negación de la reflexión, sino como la decisión de comprometerse, como decimos frecuentemente, con el alma, con el corazón, con todo el ser como acercamiento. Él nos dice, en ese sentido que “la verdad no se razona, se reconoce, se siente, se ama”, con lo que nos insinúa que a ella debemos dejarla fluir hacia nosotros y nosotras, porque lo fundamental es la actitud nuestra de dejarla ingresar, penetrar, entrar, para entonces darle un cierto procesamiento a partir de esa decisión de recibirla.

Y ello implica un ser humano decidido a actuar, y por tanto ser, no por razones de ingenuidad o “pariguayería”, al decir nuestro; adecuadamente, sin malicia, sin maldad, sin autoritarismo, sin voluntad de dominación. Se trata según nos indica José Martí de que “ser bueno es el único modo de ser dichoso”, y para ello, como le decía a su hijo “Sé Justo”, porque para poder servir es con la bondad y la justicia que podemos entrar en la patria: “Quien piensa en sí no ama a la patria”. La construcción de una subjetividad, de una mentalidad luchadora en las prácticas por lo justo, requiere el superar radicalmente el individualismo de la civilización y sociedades burguesas, para poder hacer “lugares felices”, patrias, lugares que nos acojan con fraternidad, cariño, amor y nos reconozcan y nos reconozcamos como hermanos y hermanas.

Esas actitudes definen, en las sociedades, a los seres humanos y él nos lo precisa de la siguiente manera: “Tiene el mundo dos razas: parecida a los insectos, la una la de los egoístas… la otra la de los generosos”. Los generosos y las generosas producen unas dinámicas solidarias y una autoridades morales de energías insospechadas, aún cuando en ocasiones no sean muchos y muchas. Martí, tratando de ser muy objetivo en el contexto social y mundial de su época, pero proponiendo acercamientos hoy muy actuales juzgaba y nos juzga: “Escasos, como los montes son los hombres que saben mirar desde ellos y sienten con entrañas de nación y humanidad”. Salir de sí para ir hacia los y las demás, desde conglomerados, sujetos y clases cercanos o locales o a las dimensiones planetarias del género humano identificándose no con el yo sino con el nosotros y nosotras, todos y todas. Nada para nosotros y nosotras, todo para todos y todas como nos han dicho en nuestros días los y las que habitan en los territorios zapatistas de Chiapas.

Porque es a partir de mirar desde nosotros y nosotras hacia las entrañas de donde están los y las demás, fundamentalmente allá abajo, en lo hondo de la opresión social, desde donde podemos comenzar a hacer nuevos seres humanos decididos a transformar. El Apóstol nos dice como son esos seres humanos que se definen en contextos de conflictos: “Cuando hay muchos hombres sin decoro hay siempre otros que tienen en sí el decoro de muchos hombres… Esos son los que se rebelan con fuerza terrible contra los que roban a los pueblos su libertad, que es robarles a los hombres su decoro… En esos hombres van miles de hombres, va un pueblo entero, va la dignidad humana”.

Los dominicanos y las dominicanas, en una sociedad donde hegemonizan el autoritarismo, la corrupción y la acumulación opresora, el descaro político partidario, el secuestro de la representación política, la adopción de modas por imposición imperial (consenso, transparencia, gobernabilidad, competitividad, coaliciones, etc.), requerimos, necesitamos construir las actitudes ejemplificadoras, articulando la creencia, la convicción, con la práctica, la acción, para asumir autoridad moral y política y en ese sentido José Martí nos plantea esta opción: “El hombre de actos solo respeta al hombre de actos… el político de razón es vencido en los tiempos de acción; vencido y despreciado… a menos que a la hora de montar, no se eche la razón al frente y monte… La razón si quiere guiar, tiene que entrar en la caballería; morir para que los respeten los que saben morir”.

Él lo hizo, el dió ese ejemplo en la manigua cubana cuando montó y fue muerto en la caballería; esas palabras fueron su testamento y esas palabras podrían ser el testamento de algunas y algunos de los que estamos hoy aquí, si sabemos colocarnos en el lugar preciso el día del testimonio, porque él nos dijo que “donde esté mi deber mayor, adentro o afuera, allí estaré yo”, y ese deber mayor puede ser la muerte, la decisión de morir para que ella tenga un sentido trascendente de utilidad mayor. El Apóstol sentenció y nos llama a sentenciar: “El deber del hombre está allí donde es más útil”, más útil a la humanidad, a las patrias, a los pueblos, porque la utilidad es definida por las urgencias de liberación de los seres humanos y las respuestas de conciencia de los generosos y las generosas, de los buenos y buenas, de los justos y las justas, de los que sienten y las que sienten, de los que y las que están allí donde son más útiles a las mayorías populares.

Esa decisión y opción de luchar tratará de ser justa y generosa en toda la extensión de la palabra y la acción, pero con una advertencia que él nos hacía junto a la firma de Máximo Gómez en el “Manifiesto de Monte Cristy”, cuando les decía a las fuerzas de la dominación y opresión coloniales y en una perspectiva antillanista que: “No nos maltraten y no se les maltratará. Respeten y se les respetará. Al acero responda el acero y la amistad la amistad”. Durante decenas de años recientes los dominicanos y las dominicanas, en lo contemporáneo, hemos vivido en deterioro creciente: pérdida del poder adquisitivo de los salarios, inflación, robo del patrimonio público, acuerdos perversos con el Fondo Monetario Internacional, salud y educación en deterioro, medio ambiente saqueado y depredado, creciente violencia urbana, autoritarismos políticos desde sutiles hasta descaradas militarizaciones. Él les dice a los responsables y nos lo recuerda a nosotros y nosotras y lo repetimos: “No nos maltraten y no se les maltratará… Respeten y se les respetará”.

4. ORGANIZACIONES POLÍTICAS QUE EXPRESEN
LA SOCIEDAD Y EL PUEBLO

Para impedir que se nos maltrate y lograr que se nos respete José Martí hace unas sugerencias muy actuales a los dominicanos y las dominicanas. Lo primero sobre lo que nos llama a reflexionar es en relación a la naturaleza de los partidos políticos. Nos dice: “Nada son los partidos políticos sino representan condiciones sociales”, porque, agrega el Maestro que “a su pueblo se ha de ajustar todo partido político”.

Cuando en los finales de la década de los setenta y comienzos de los ochenta tratábamos de definir y actuar una “línea de masas”, es decir, comenzar a hacer política en el pueblo, dentro del pueblo, como una acción popular propiamente dicha, se entendía el partir de unas condiciones sociales, de un ajuste de la organización política a la vida del pueblo, el vivir junto al pueblo, en hacer nutriéndose de las culturas populares.

Porque el punto de partida es otro; la razón de ser está en otros lugares y los sentidos y significatividades surgen de nuevas articulaciones. José Martí abunda en sugerencias para nosotros y nosotras: “Los partidos que arrancan de la conciencia pública; los partidos que vienen a ser el molde visible del alma de un pueblo y su brazo y su voz; los partidos que no tienen por objeto el beneficio de un hombre interesado o de un grupo de hombres no se han de organizar con la prisa indigna y artificiosa del interés personal, sino como se organiza el Partido Revolucionario Cubano, con el desahogo y la espontaneidad de la opinión libre”.

En efecto, al hacer la política desde abajo donde están los pobres y oprimidos, es el alma de ellos lo que permite hacer formas, maneras y métodos de organización para decir palabras de justicia y hacer acciones liberadoras, teniendo como eje intereses comunitarios y liderazgos colectivos, cooperativos, asociativos, tratando de articular la espontaneidad con la necesidad de estrategias constructivas. Por ello, y sin que su opinión implique un menosprecio a la pedagogía y la acción pedagógica nos dice: “No enviaremos pedagogos por los campos sino conversadores”. De lo que se trata es de partir del dialogar y no, como en la perspectiva tradicional, el “enseñar”, es decir, de nosotros y nosotras hacia ellos y ellas en una dinámica de interacción unilateral. Se trata de todos y todas hablando, diciendo, intercambiando, asumiéndonos, dialogando, conviviendo en el hacer como agrupamientos y colectivos que se aceptan como aportadores en la palabra y la acción.

Esto implica el construir y producir un hacedor de la política diferente, un ser humano o ciudadano distinto al tradicional, al mercenario, al agente de intereses del orden y el sistema y que pertenecen al “mundo” exterior de las mayorías populares. Por eso nos plantea que “los políticos nacionales han de reemplazar a los políticos exóticos… Injértese en nuestras repúblicas el mundo pero el tronco ha de ser de nuestras repúblicas…”, porque, nos agrega, que “el gobierno ha de nacer del país”.

La dinámica pues, se refiere, a la acción que se sustenta fundamentalmente en las fuerzas endógenas; que las estrategias tengan un sustento en las entrañas de las relaciones sociales y que desde esa interioridad nos relacionemos con el mundo. Son la multiplicidad de entrañas, de lugares endógenos, sus articulaciones, lo que permitirá una efectiva contrahegemonía frente al proyecto mundial de dominación de los polos imperialistas de la actualidad.

5. UNIÓN DE LOS PUEBLOS O
DOMINACION NORTEAMERICANA

El tronco de nuestras repúblicas debe surgir de la trama endógena donde moran las mayorías populares, como dice el Apóstol, porque de lo contrario como él mismo afirmaba…: “Y vendrán los Estados Unidos a ser… los señores pacíficos y proveedores de todas las Antillas”, lo que nos recuerda hoy la vocación colonial de la élite burguesa y partidaria que busca, bajo protectorado yanki y fondo- monetarista, tratados llamados de “libre comercio” y de asociación política y militar con “comandos sur” y “cooperación antiterrorista”.

Ello no es de nuestros intereses, repito, como los acuerdos de “libre comercio” ya pactados por el Estado neoliberal dominicano, y es José Martí quien nos describe un escenario como el actual cuando nos dice: “A todo convite entre pueblos hay que buscarle razones ocultas… Si dos naciones no tienen intereses comunes no pueden juntarse. Si se juntan, chocan. Los pueblos menores… no pueden unirse sin peligro con los que buscan un remedio, al exceso de productos de una población compacta y agresiva”.

En efecto, los países capitalistas hegemónicos, protegidos por el nuevo orden mundial neoliberal, buscan hoy más que nunca ‘inundar’ con excedentes las sociedades periféricas y semiperiféricas, sea por el control directo multinacional o por la apropiación de nuevas alternativas productivas. Y ya, premonitoriamente el Apóstol nos recomendaba muy lúcidamente a partir de una interrogante: “¿Conviene a Hispanoamérica la unión política y económica con Estados Unidos? Quien dice unión económica dice unión política. El pueblo que compra, manda. El pueblo que vende, sirve. Hay que equilibrar el comercio, para asegurar la libertad”. Y esto que fue dicho hace más de 100 años a nosotros, hoy en el 2004, nos sugiere algo más ya dicho a nuestros oídos por Martí: “Gobernar no es más que prever” y debemos prever ahora más que nunca, ante estos acuerdos antipopulares y antinacionales y estar dispuestos y dispuestas a cancelarlos y abandonarlos, porque el mismo Apóstol, en una carta firmada el 18 de Febrero de 1895 en Santiago de los Caballeros remachaba: “Prever es vencer”.

Y como si estuviera viviendo en este año de las “negociaciones” del llamado Tratado del Libre Comercio entre Dominicana y el Imperio Yanqui y haciendo una especie de juicio al actual régimen, gobierno de turno o dictadura ahora sutil de la élite, nos dice con clarividencia el Apóstol: “Cuando un pueblo es invitado a unión por otro, podrá hacerlo con prisa el estadista ignorante y deslumbrado, podrá celebrarlo sin juicio la juventud prendada de las bellas ideas, podrá recibirlo como una merced el político venal o demente y glorificarlo con palabras serviles, pero el que siente en su corazón la angustia de la patria, el que vigila y prevé, ha de inquirir y ha de decir qué elementos componen el carácter del pueblo que convida y del convidado, y si están predispuestos a la obra común por antecedentes y hábitos comunes y si es probable o no que los elementos temibles del pueblo invitante se desarrollen en la unión que pretende, con peligro del invitado; ha de inquirir cuáles son las fuerzas políticas del país que le convida y los intereses de sus partidos, y los intereses de sus hombres, en el momento de la invitación… Y el que resuelva sin investigar, o desee la unión sin conocer o la recomiende por mera frase y deslumbramiento, o la defienda por la poquedad del alma aldeana, hará mal a América”.

6. HACER, LUCHAR, CREAR: SIEMPRE
Y EN CUALESQUIERA LUGAR

Para construir un mundo justo y de justos y justas es muy importante centrarse en la acción, con pasión y razón, sobre todo en estos momentos de aguda globalización neoliberal y de generalizada agresión de las potencias imperialistas que pretenden administrar el mundo en sus cenáculos de los que ellos y ellas llaman, usurpativamente, la “comunidad internacional”. Ante este contexto y su sistema de relaciones de dominación José Martí nos haría la siguiente propuesta: “Hacer, el único modo eficaz de responder”, que es tanto una cierta epistemología de inserción y una “filosofía de la praxis” al estilo de Antonio Gramsci.

Esa decisión de responder así implica una opción y una acción de resistencia, de negación, de no aceptación de la manera, forma o estilo como las minorías dominantes, dominan, valga la redundancia. Y Martí nos entrega una perspectiva: “Un pueblo está hecho de hombres que resisten y hombres que empujan: del acomodo que acapara y de la justicia que se rebela…”, porque al entrar en la memoria de nuestros pueblos visualizaba que “Esta es América la tierra de los rebeldes y de los creadores”.

La insistencia en la decisión de hacer transformadamente, creadoramente, es porque la práctica, la acción, es la única garantía de la construcción de la firmeza. En un momento dominicano donde tantos simuladores, tránsfugas, camaleones, vencidos, oportunistas, hipócritas y traidores cubren el escenario de los espectáculos de la mentira. José Martí con su palabra incisiva y directa, cargada de una antropología de la construcción del ser humano nos dice: “Allí donde se ha peleado menos, el carácter tardará más en desenvolverse y los hombres han adquirido hábitos funestos; donde se ha peleado más, se ha andado más aprisa; se ha pasado por lo inevitable y se está llegando a lo útil… Así dan frutos los campos bien regados”.

Para enfrentarse a los maltratos e irrespetos sistemáticos a que nos somete el orden y sus regímenes políticos o gobiernos, debemos luchar, debemos pelear: apagones, costo de la vida incosteable, crisis ambiental en crecimiento, violencia institucionalizada generalizada, posible cierre hacia un orden colonial norteamericano. Si somos rebeldes y creadores debemos pelear más porque entre otras cuestiones éticas está en juego nuestra honestidad y él nos lo dice de esta manera sencilla: “Un hombre que obedece a un mal gobierno, no es un hombre honrado”. La honradez de nosotros y nosotras está asociada a esa opción práctica de desobediencia a lo mal hecho, a lo fraguado con maldad, a la dominación y opresión como mal sistémico gestionado por ‘gobiernos’.

No obedecer a los malos gobiernos y decidirse a hacer luchas y pelear, como nos sugiere José Martí, es un camino difícil, complejo, que nos obliga a sacar de abajo y aprovechar todos los recursos de las luchas, recursos que están ahí. Él, refiriéndose a otras circunstancias pero diciéndonos que habría hecho en ellas de estar allí, en el contexto de dominación colonial, se propuso: “Lo mejor era irse al monte, con el valiente Guaroa y con el niño Guarocuya, a defenderse con la piedras, a defenderse con el agua…”.

Respetando el lugar donde él escoge para irse, como espacio cimarrón de las peleas, él nos dice que hay que ir y estar en los ámbitos donde que son favorables para las luchas y encontrar y crear los recursos, que aunque parezcan alejados de la imaginación ‘tecnológica’ de las bombas de ‘alta precisión’ y ‘daños colaterales’. Se trata de escoger en el momento preciso lo que debe ser hecho: “Al acero responda el acero y la amistad a la amistad”, nos agrego Martí para deslindar los campos.

Lidiando con el ‘lenguaraje’ (así decimos también de vez en cuando los dominicanos y dominicanas) de la modernidad, entre ‘gobernabilidad’, ‘consenso’, ‘sociedad civil de arriba’, ‘nos deben gobernar bien’, ‘competitividad’, ‘resolución de conflictos’, necesitamos nuestro propio sociolecto crítico, propositivo, peleador y popular.

Es la búsqueda por su construcción progresiva, de un poder nuevo, de una capacidad de hacer, decidir, controlar diferente. El Apóstol antillano lo dice así: “De abajo a arriba; no de arriba abajo”, al referirse a la representación política que “es el pueblo que las da a quien se ocupa de él y le hace bien”.

Y la dimensión desde abajo hacia arriba y no todo lo contrario como ahora acontece, tiene vocación universal al través del compromiso político internacionalista como globalización de la estrategia liberadora. Reflexionando en una carta al dominicano Federico Henríquez y Carvajal, el revolucionario de origen cubano José Martí define algo de dimensión transnacional: “De Santo Domingo ¿por qué he de hablar? ¿Es eso cosa distinta de Cuba? ¿Usted no es cubano?, ¿y hay quién lo sea mejor que usted? ¿Y Gómez no es cubano? ¿Y yo, que soy, y quién me fija suelo?... Esto es aquello y va con aquello”.

Allí donde estemos está el deber, el llama, nos convoca y no tiene que ver de dónde venimos y dónde hemos estado. Y en momentos, lugares, coincidimos con un mismo llamado, reto, exigencia que hacen un deber como respuesta. Deber y hacer son componentes de una vergüenza, un decoro y unas peleas. Por eso su última sugerencia para el ahora y para el siempre. José Martí concluye y culmina sus palabras para nosotros y nosotras: “De acá se hace lo que se debe”… “padezcan y trabajen”. Y si le hacemos caso a sus palabras reflexivas que se desplazan en el tiempo con autoridad moral y política lograremos, él y nosotros y nosotras, algo que buscaba José Martí y que lo dijo así: “Y así se habrán mezclado en sus vidas aires de las almas de Santo Domingo y las de Cuba”.

Entre ellas la de él y las nuestras. Así sea.

(1) Notas y Citas Bibliográficas: todas las citas han sido extraídas de: Obras Completas, Editorial Ciencias Sociales, La Habana, 1975; Colegio Universitario UASD: Algunas Ideas Actuales de José Martí, Septiembre 1992, Centenario Primera Visita de Martí a República Dominicana;Marti en Santo Domingo, E. Rodríguez Demorizi, Gráficas M. Pareja, 2da. Edición. 1978.

0 comentarios