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O Chávez o Bush*

LA JORNADA
José Steinsleger
O Chávez o Bush*
Ningún pensador honesto podría dejar de apuntar que ha sido en la Venezuela de
Hugo Chávez donde las libertades cívicas han estado minuciosa y escrupulosamente
sometidas a las regulaciones y presupuestos que exigen los impolutos comisarios
de la democracia.
Los teóricos de la libertad "esencialista", que en el nacionalismo chovinista,
el autoritarismo caudillista y la demagogia populista ven la síntesis de todos
los males de América Latina, podrían felicitarse recíprocamente: de 1998 a la
fecha, siete procesos electorales han confirmado sus teorías, ratificando una
y otra vez a Chávez Presidente Constitucional de la República Bolivariana de
Venezuela.
En otro espacio podríamos debatir acerca de si en Venezuela existe o no un
proceso
revolucionario o de las potencialidades de una revolución sin más. Podríamos
detenernos a estudiar la claridad estratégica, conciencia política, alcances
y posibilidades reales en torno a si el gobierno de Venezuela dispone de los
requisitos necesarios para empujar una revolución social a fondo, y no he dicho
"socialista".
Chávez ha demostrado ser lo opuesto al temido líder "providencial", que tanto
azota el biorritmo de los demócratas sin hueso. Líderes providenciales,
designados
por Lucifer o el Magnífico, fueron Hitler y Mussolini. El presidente George W.
Bush y Augusto Pinochet son líderes providenciales, así como también lo son
periodistas
y escritores best-sellers a tanto la línea y politiquitos que "piensan
distinto",
aunque sintonicen sus "puntos de vista" con los mensajes fabricados en los
estudios
del gángster Gustavo Cisneros, dueño de Venevisión, Univisión, AOL
Latinoamérica,
Directv América Latina, Playboy, TV Latin America, Caracol TV de Colombia,
Chilevisión,
Galavisión, Caribbean Comunication Network, Blockbuster, Americatel, HTV,
Líderes,
Concurso Miss Venezuela, Rodeen, Vale TV, Much Music Argentina, por sólo citar
empresas de comunicación.
Uno de ellos, de habla ya pastosa, es el ex presidente Carlos Andrés Pérez
(1974-79/1988-93).
Acaso pensando en sus años mozos, cuando siendo ministro del interior de Rómulo
Betancourt (1959-64) consentía en aplicar la tortura a los caídos en acciones
guerrilleras, o bien nostálgico de aquellas fuerzas armadas "institucionalistas"
a las que ordenó la masacre del pueblo de Caracas (1989), acaba de reiterar que
Hugo Chávez debe ser asesinado.
Y lo dijo así nomás, en su mansión de Miami, con la soltura de pecho que sólo
pueden ostentar los demócratas "no populistas", en declaraciones a El Nazi-ional
de Caracas (25/07/04), periódico que según la Sociedad Interamericana de Prensa
(SIP) sería uno de los medios que sufren tantos, pero tantos atropellos a la
libertad de expresión, que nadie se explica cómo puede circular, transmitir y
fomentar la destruccción del país, sirviéndose del "imperio de la ley" y del
"estado de derecho" que le garantiza la revolución bolivariana.
En fin, podríamos discutir acerca de los límites institucionales de líderes
populares
que surgen de las fuerzas armadas y de los puntos suspensivos que esto conlleva,
o acerca de si los dirigentes auténticos de un pueblo deben surgir de abajo,
del medio o del vértice de la pirámide social.
Pero el 15 de agosto próximo, la Constitución Bolivariana nos convoca a votar.
Y lo digo en segunda persona del plural, tal como acaban de manifestarlo
prominentes
personalidades del mundo, comprometidas en dar a la dignidad humana (en esta
hora de máxima reserva y prudencia en torno al destino del mundo) el decoro del
que habla José Martí, cuando tantas personas parecen haberlo perdido, mientras
muchísimas más que no son de atención de los medios lo recuperan, adhiriéndose
a la causa de liberación de los pueblos.
De Pakistán a Brasil, de Filipinas a Gran Bretaña, de Australia a Uruguay, ellos
han dicho en referencia a lo previsto por una Constitución a la que califican
de "extraordinariamente progresista": "Esta clase de mecanismo constitucional
es único en Latinoamérica y tal vez en el resto del mundo. ¿Cuántos jefes de
Estado tendrían el coraje de poner a prueba su popularidad antes de finalizar
sus mandatos?" Y concluyen: "si fuéramos venezolanos... votaríamos por Hugo
Chávez".
Pues bien: yo soy venezolano... voto por Hugo Chávez. Y permítanme una
digresión:
honor y gloria a los mártires y combatientes de Cisjordania, Gaza y Fallujah,
que con su heroísmo cotidiano distraen a la bestia para que nosotros podamos
estar aquí, en estos actos de análisis y reflexión.
* Texto leído en la mesa redonda "El referendo revocatorio presidencial en
Venezuela",
Casa Lamm, ciudad de México, 2 de agosto de 2004

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